Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

El antes y el después

El eje peatonal de la Gavidia a la Encarnación es uno de los proyectos de Espadas que no termina de arrancar

Va para diez años que Alfredo Sánchez Monteseirín dejó la Alcaldía. Se quemó tanto en su última etapa en el cargo, en el que aguantó la friolera de casi doce años, que le puso en bandeja a su sucesor, Juan Ignacio Zoido, la victoria más aplastante que se recuerda y se recordará en la historia municipal de Sevilla. A Alfredo le pasará como a Manuel del Valle, que a medida que vaya pasando el tiempo el juicio sobre su paso por el Ayuntamiento irá ganando en valor. Fue él quien llevó a cabo la última gran transformación que ha vivido la ciudad. Actualmente, en el cómodo puesto de delegado del Estado en la Zona Franca de Sevilla, le gusta reivindicarse como alcalde en sus redes sociales y de vez en cuando cuelga fotos del antes y después de su actuación municipal en lugares emblemáticos de la ciudad. Es especialmente propenso a hacerlo con la Avenida de la Constitución: antes atiborrada de autobuses color butano, taxis, y todo tipo de vehículos echando humazo sobre las venerables fachada de la Catedral y el Archivo de Indias; ahora, convertida en el páramo que ustedes conocen, surcado por el tranvía y los patinetes y que nos ahorra a los sevillanos un viaje al Kalahari si queremos tener la experiencia de lo que es atravesar un desierto bajo un sol que te aplasta contra el cemento sin una mala sombra bajo la que resguardarse.

A pesar de los pesares, la mejoría sobre la situación anterior es evidente y Monteseirín la exhibe con, en nuestra opinión, legítimo orgullo. El alcalde actual, también socialista y que parece tener la intención de perpetuarse en el cargo como su antecesor, lleva amagando desde que pisó el despacho de la Plaza Nueva, cinco años largo, con hacer algo parecido en el eje que va desde la Gavidia hasta las Setas de la Encarnación. Lo que quiere Juan Espadas es sacar del Duque y la Campana los autobuses que metió allí Zoido cuando derogó el Plan Centro y rehabilitar con ello toda la zona norte del casco histórico. El proyecto, que algún día se complementaría con la ampliación del tranvía desde Santa Justa y quién sabe si también con el Metro, supondría un cambio radical en una zona de la ciudad que está pidiendo a gritos mejoras que la conviertan en un pulmón comercial y de ocio. En Sevilla, estas actuaciones, desde la peatonalización de Tetuán por Alejandro Rojas Marcos, nunca se han entendido bien hasta que no se han convertido en realidad. El problema con el proyecto de Espadas es que sigue siendo papel y no termina de arrancar. Como se descuide puede que nunca pueda enseñar las fotos del antes y el después, como hace Monteseirín.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios