Otro puerto puntuable en el sugestivo recorrido estival, ese tiempo que tanto ilusionaba cuando las cosas eran normales. Amanece el día de Santiago Apóstol, el hijo del Zebedeo y Patrón de España. Gran fecha la de hoy en el calendario que veía multiplicada su importancia en el noroeste de la vieja Iberia. En este día no había lugar al aburrimiento, pues si el veraneo era sureño, íbamos a Barrameda a ver a Romero, Limeño y Paula o a Ojeda con Espartaco. Pero la cosa cobraba una gran dimensión cuando andábamos por Galicia, ya que el espectáculo de Compostela en este día de Santiago es una desorbitada explosión de vida. Multitudes internacionales y de las razas más variopintas colmaban el Obradoiro sin reparo y sin ningún tipo de miedo ante virus alguno. Desgraciadamente, los mejores días de nuestra vida ya pasaron y éste de Santiago era uno de ellos.