Contrasentido indudable que el partido de esta noche en el Bernabéu no esté acompañado de otros como los de Anoeta, Camp Nou o Nervión de tanta repercusión en la cosa de hacerse con pasaporte continental. Pero quien la lleva la entiende y como cara de la moneda está que en la última jornada liguera colisionen los dos campeones de España, el de Liga y el de Copa. Final como corresponde a un curso tan pleiteado como éste.

Al Betis le basta un punto para no tener que preocuparse del Real Sociedad-Atético de pasado mañana en la Bella Easo. Un punto esta noche y que luego pase lo que pase. Claro que un punto en el gran escaparate no es tarea sencilla por mucho que los locales anden con todos sus cinco sentidos puestos en la sabatina del 28 en París. Eso podría distraer al tándem Benzema-Vinicius, pero tampoco hay que confiar demasiado en las distracciones del Realísimo.

Y aunque agua pasada no mueve molino, como tampoco un río pasó dos veces por el mismo puente, no está de más recordar que la última vez que el Betis hincó la rodilla en el Bernabéu fue hace mucho. Ocurrió el 12 de marzo de 2017, goles de Cristiano y Sergio Ramos que contrarrestaron el que abríó el marcador gracias a Sanabria. Un partido marcado por la expulsión de Piccini antes de que Ramos decantase el partido para el Real Madrid.

Cinco años sin caer en el gran escaparate no está al alcance de nadie, pero insistamos en que se trata de historia y lo de esta noche entre los dos campeones nada tiene que ver con el pasado. Dos victorias, ambas con Setién, y sendos empates con Rubi y Pellegrini, es el currículo reciente de un Betis que va a darle carpetazo esta noche a un curso sobresaliente. Un título y nuevamente billete continental así lo demuestran y si llegase ese puntito sería para cantar bingo.