La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

El muy difícil arreglo de la Madrugada

Cuando entonces, y hay que ver lo que ha llovido desde aquel tiempo, el Gran Poder volvía a casa por su ruta natural, que era seguir la senda del Silencio hasta Orfila, y el parón en la esquina de Lasso de la Vega con Amor de Dios era interminable. La causa, esperar que los Gitanos pasasen por Trajano en busca del Duque y de aquel parón dio cuenta en el cabildo de incidencias el diputado de Cruz de Guía del Silencio, don Joaquín de León y Arias de Saavedra, entrañable y comilón como él solo. Ese contratiempo lo definió el inolvidable hermano de Rafael de León de forma elocuente: "Ha durado el tiempo que tardaron en pasar ante mis narices treintaicuatro ruedas de calentitos de la calentería que hay allí". De esto han pasado decenios y la prueba de que la Madrugada tiene difícil compostura es la faena que es el rodeo que hacen dar el Señor para volver a San Lorenzo.

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