El Pinsapar
Enrique Montiel
Un poco de recuerdo
Cuando se intenta de verdad se pueden conseguir cosas insospechadas. El acuerdo a tres para desbloquear la línea 3 del Metro de Sevilla lo demuestra. Al final, parece que no era tan difícil dejar a un lado las miras estrechas de partido para embarcarse de la mano en un proyecto que la ciudad necesita como el comer y que llevaba más de una década de injusto bloqueo por los enfrentamientos y los agravios. El compromiso alcanzado el jueves en Madrid entre el Ministerio de Transportes, la Consejería de Fomento de la Junta y el Ayuntamiento de Sevilla tiene una enorme fuerza simbólica: en medio de una política cada vez más crispada y efectista, cuando hay voluntad se puede abrir una negociación seria y llegar a soluciones lógicas. Pero también tiene un nada desdeñable efecto práctico: se pone en marcha el proceso para sacar adelante una obra que va a requerir mucho esfuerzo y mucha inversión y si alguien quiere meter palos en la rueda va a quedar retratado ante una ciudadanía que muy pronto va a entrar en el ciclo de las tres elecciones: las autonómicas primero y luego las municipales y las generales.
El acuerdo de desbloqueo del Metro, conviene subrayarlo también, llega tarde y es corto. Apenas un tramo de una de las tres líneas que quedan por hacer en una red que se proyectó en la Sevilla de principios de siglo. Y ahora hay que validar el proyecto técnico, lo que no debe llevar demasiadas complicaciones, y decidir el modelo financiero y el papel que va a jugar la iniciativa privada. Si todo sale como está previsto la licitación de la obra puede producirse en los últimos meses de este mismo año y los trabajos empezarán en 2023.
En que este proceso se haya puesto por fin en marcha ha sido decisivo el empuje de la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, una granadina que ha sabido entender las necesidades más perentorias de Sevilla como hace tiempo que no se hacía desde la Junta. Y también del alcalde, Antonio Muñoz, que ha jugado, en la estela dejada por Juan Espadas, un papel eficaz de componedor y de buscador de soluciones. El Gobierno central hubiera hecho un pésimo papel en Sevilla si no se sube al carro y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero -que sabe lo que su partido se juega en Sevilla-, ha sido plenamente consciente de ello.
Ahora lo más importante es que las expectativas que se han creado no se defrauden y que a la ciudad no se le eche encima otro jarro de agua fría como ha sucedido con la SE-40 o con tantas otras cosas. Sevilla, por su propia supervivencia como gran ciudad, no debería dejar que se dé ningún paso más hacia atrás.
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