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Las dos orillas

josé Joaquín / león

La división de Podemos

PODEMOS es un fenómeno llamativo por su rápido crecimiento. Pasó de la nada a convertirse casi en alternativa de gobierno al PP, según las encuestas. En las elecciones andaluzas obtuvo 15 escaños, partiendo de ninguno. Era un resultado que nadie había conseguido en los últimos años, pero no llegaron a los 20 en que cifraron sus expectativas, según los sondeos. Podemos es un grupo creado por Pablo Iglesias para que él mismo llegue algún día a la Presidencia del Gobierno. En estos momentos, con su primera crisis provocada por Monedero (uno de los fundadores), ha emprendido el camino que le llevará a extinguirse. No ahora, sino a medio plazo. Pero puede que eso también esté previsto.

Cuando un partido se divide en dos corrientes, suele pasar que se rompe en dos partidos. O bien que se queda el partido con una sola corriente (debilitado, por supuesto), mientras los otros se integran en otro partido. Se pueden poner múltiples ejemplos, como el del PA y el PSA. También se sabe que cuando una corriente se va a otro partido, casualmente, casi siempre acaban en el PSOE. Así sucedió con militantes de la ORT, de la LCR, del PCE, de IU, etcétera. Suelen pasar por izquierdistas que maduran, y giran al pragmatismo. Rebeldía reciclada, al olor del poder.

En el siglo XXI no ha aparecido en España ningún político tan maquiavélico como Pablo Iglesias. Es la personificación de que el fin justifica los medios. Ya se ha visto que es marxista del sector de Groucho, y cada vez que no gustan sus principios se busca otros. Se lo ha criticado hasta Monedero, quizá para congraciarse con las bases. Tras las elecciones andaluzas, Pablo Iglesias entendió que con esos planteamientos y ciertos compañeros de viaje jamás ganará unas Elecciones Generales. El discurso de la indignación pasará de moda cuando por fin se genere más empleo.

Después de las municipales, habrá nuevos escenarios. Podemos va a pactar con el PSOE. Se olvidará el discurso de la casta. Los que entraron ahí soñando con ideales revolucionarios se sentirán decepcionados. Lo natural será una fragmentación, en la que los grupos más izquierdistas de Podemos se separen de Pablo Iglesias, para refundarse con los restos de Izquierda Unida, o montárselo por su cuenta en plan utopía. Entonces se le despejará el camino a Pablo Iglesias. No sería raro que se integre en el PSOE. Y quién sabe si optará a ser su líder, con la bendición de Bono.

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