Albricias. Aunque la hora que se ha fijado para la cita de Mendizorroza sea más hora de comer que de ir al fútbol y aunque se solape el partido con la final del Mundial de baloncesto, albricias por el retorno a escena del fútbol según Sevilla. Adiós a un nuevo e inoportuno parón de los muchos que lleva en su valija el delirante calendario de la temporada futbolística. Pero bien está cuando el mal acaba, conque solacémonos, pues.

Va el Sevilla a Vitoria con el objetivo de rematar un magnífico arranque de campaña. El disgusto por los dos puntos que se esfumaron la tarde del Celta queda ya muy lejos, agua que pasó no mueve nada que medio merezca la pena y todo el foco se centra hoy en las dos de la tarde en todos los relojes de LaLiga. Un partido aparentemente asequible, pero sin que pueda mover a confianza alguna, que no es históricamente Mendizorroza un rodeo mollar para el Sevilla.

El Alavés no parece que haya perdido nada de la esencia que lucía a las órdenes de Abelardo. Con Asier Garitano conserva sus características de equipo duro y que vende muy caro su pellejo. Ante él debe el Sevilla apretar los dientes para así concretar su formidable inicio liguero. Y siete horas después, en lo que se ha dado en llamar prime time, hora estelar en televisión, el Betis recibe a otro complicado de roer, el Getafe de Bordalás, una eficaz máquina de sacar oro de un erial.

El sofocón de sus primeros partidos se palió con las sensaciones vistas ante el Leganés. Claro que de aquello apenas queda recuerdo y hoy, quince días después, retorna la escuadra de Rubi para vérselas con uno de los rivales que el curso anterior obstaculizaron el cumplimiento de su objetivo continental. Estamos ante un domingo con dos partidos llenos de aristas, pero en la confianza de que tanto el Sevilla a la hora de comer como el Betis ya en noche cerrada hagan los deberes.