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La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

El 'efecto Casado' a pie de barbacoa

El debate de las ideologías no está muerto; no es un dilema entre auténticos y sucedáneos; importa el quién y para qué

Encuesta casera: barbacoa veraniega en la jornada de resaca de las primarias del PP. Todos nos movemos en el maleable (y pragmático) espectro ideológico del centro. No hay ningún infiltrado en los extremos. Ni nostálgicos comunistas, ni advenedizos de Podemos ni férreos legionarios de los sucedáneos españoles del Tea Party.

Dejando a un lado a algún desengañado irrecuperable -con o sin primarias, con o sin regeneración, pasan de la política-, en el centro izquierda se confirma el efecto Sánchez y en el centro derecha el debate se centra entre el efecto Casado y la reactivación del efecto Rivera. Justamente, tumbando una de las claves de posicionamiento de los compromisarios en el duelo final de las primarias: que Casado es mucho mejor cartel electoral que Santamaría para frenar la fuga de militantes y recuperar la esencia (y poder) del partido. Que había que aprovechar el pinchazo de la burbuja de Cs -al menos en cuanto a expectativas- para apostar por el líder auténtico del centro-derecha.

Pues no está tan claro. Porque, al menos en mi barbacoa, el mensaje es unánime: "Ni un paso atrás". Votaron en su día al PP, se unieron a Ciudadanos asqueados por los casos de corrupción y cansados del inmovilismo de Rajoy y, después de las primarias, se reafirman: volverán a votar naranja. En las municipales entran otras variables, pero en la cita nacional desinflan el efecto Casado. Con la exvicepresidenta se hubieran planteado regresar al PP; con el diputado por Ávila, justo quien se ha beneficiado del "todos contra Soraya", se alinean a la inversa.

El mensaje de la derechización de la marca, la imagen dura del delfín de Cospedal y la pesada sombra de Aznar han calado. Todos los grupos han avivado este fantasma pero lo sorprendente es que tenga un impacto tan nítido hacia dentro. El debate de las ideologías no está muerto; no es un dilema entre auténticos y sucedáneos; importa el quién e importa para qué.

Las encuestas caseras son un divertimento tremendamente revelador. No sirven para poner titulares pero sí para entender la letra pequeña. La que explica, por ejemplo, que una derrota inicial sea una victoria -¡cuánto se precipitaron en el PP andaluz dando por ganador a Moreno Bonilla y por amortizado a Sebastián Pérez- y la que nos ayuda a comprender la perpetua contradicción en que se mueven los políticos -¿Soraya como aliada de Casado para disputar la difícil plaza de Madrid?-. Y es que las barbacoas -y sus lecciones- van por barrios.

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