Magnífica imagen la que ofreció el Sevilla en casa de un rival que se ha convertido en inesperadamente directo por la lucha de una plaza en Zona Champions. Una imagen que no se vio correspondida en el marcador, ya que el Villarreal sacó oro molido de sus ocasiones, mientras que los de Lopetegui se estrellaron más de una vez en Asenjo. Fue un empate tras igualar dos desventajas mediante sendos zurdazos memorables.

Se trata de un partido especial por la forma en que el rival se le ha acercado en la tabla, pero el vértigo de esta trascendental miniliga lleva a Lopetegui a una amplia serie de rotaciones. Y entre ellas una novedad inesperada, la de Rony Lopes, que se ubica a estribor para casi ni tocarla en todo el primer tiempo. Un tiempo que acaba de forma amarga, pues a balón parado, el central Pau Torres, libre de marca, deshace las tablas que habían firmado Alcácer y Escudero.

Ha sido una fase de mayor control sevillista, pero hay cosas que hay que arreglar y para eso sale Ocampos a cancha en detrimento de Lopes. Y con Ocampos, Navas y Munir para que el Sevilla cotice al alza en demostración palmaria de por qué unos juegan más frecuentemente que otros. Sólo falta que entre la pelotita y eso va a lograrlo Munir de volea modélica recién superada la hora de partido. El Villarreal se ha aculado ante Asenjo y manda el Sevilla.

Busca con denuedo la victoria el Sevilla, intentándolo por tierra y aire, mientras que Vaclik ve discurrir la vida como mero espectador. Debió ganar el Sevilla. Hizo méritos sobrados para ello, pero, al menos, consiguió mantener la distancia que le separa del Villarreal, un rival que, por cierto, le gana la batalla particular. Pudo ser un golpe decisivo en la mesa de LaLiga, pero nadie podrá decirle a la tropa de Lopetegui que no hace todo lo que puede y más.