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jorge benavides Solís

Profesor de la ETSA

El enemigo invisible de la crisis

Es absurdo creer que existe un antagonismo entre la salud y la economía

El enemigo invisible ¿es el coronavirus, la excesiva política, la ausencia del sentido común o es aquél ayudado por los dos restantes?

En China, el virus hizo estragos a partir de diciembre del pasado año. No se le conocía y estaba tan lejos que, en Europa, se lo esperó con paciencia, confiando en la fortaleza de los equipamientos y del preparado personal sanitario. Para contagiar, se dispersaba en el cuerpo de todos los humanos. Las infecciones aparecieron velozmente en todo el mundo según la densidad de la población y de acuerdo a los dinámicos o no sistemas de movilidad.

En marzo la OMS reconoció la pandemia. Como si la naturaleza, a través del virus, hubiese desatado una de las mayores crisis totales del último siglo. Ni gobernantes ni gobernados estaban preparados. Pese al avance de las investigaciones para conseguir medicinas curativas o preventivas (más de 100 proyectos de vacuna), los sanitarios acudieron al sentido común; recogieron las recomendaciones de experiencias históricas similares: mascarilla, limpieza y distancia o aislamiento.

Sin embargo, al mando de la crisis se pusieron los gobernantes. Inmediatamente se encargaron de establecer el absurdo antagonismo entre la prioridad de la economía y la salud. Fue así como la posible solución cayó en el ámbito de la política (partidista, manipuladora). Cada gobernante puso en el anonimato y el silencio a sus asesores expertos en salud aunque insistieron que sus medidas -confinamientos totales, parciales, severos o permisivos- respondían a sus recomendaciones.

En esta situación, periodistas, tertulianos profesionales, ocasionales, youtubers y electores se sintieron, indiscriminadamente, con derecho a opinar tal como se acostumbra a comentar sobre el fútbol.

El resultado de las investigaciones lucrativas y no lucrativas, la experiencia derivada del primer colapso de los hospitales, el aporte transdisciplinar, a estas alturas, hacen posible identificar la mayor parte de las innumerables variables de la crisis ocasionada por el Covid- 19. Muchas de ellas pueden cuantificarse para expresarlas como parámetros, índices, indicadores, tendencias. Existe la posibilidad de quitar de los problemas ocasionados por el virus la gruesa costra política localista y electoralista con el fin de: comprender, analizar y decretar medidas indiscutibles, objetivas por el consenso impuesto por los datos.

El sentido común impone preguntar, por qué a) no se han organizado los gobernantes nacionales y autonómicos para gestionar de manera única la crisis. b) No se han formado sendos grupos coordinados de expertos: investigadores, médicos, sanitarios, urbanistas, matemáticos, informáticos, economistas, comunicadores dedicados a formular soluciones técnicas y trasladarlas a los gobernantes. ¿Por qué no se han hecho convenciones y campañas de concientización dirigidas a los jóvenes de las botellonas y a otros sectores? ¿Qué hacer con los residuos plásticos y mascarillas?

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