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Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Tras la enésima 'manita' de la temporada

La sincronización de la resta y la suma parece que es una tarea casi imposible en este Betis

Tendremos que apelar a la multicopista a fin de ahorrarnos la tarea de repetir cíclicamente la analítica de ese paciente llamado Betis, por siempre y para siempre Real Betis Balompié. Los claroscuros del Betis, los dientes de sierra, la apoteosis seguida de la zambullida en el callejón, la ensalada de goles para que lo mismo que gana 3-5 fuera pierda en casa por el mismo resultado se dan una semana sí, otra no, y vámonos que nos vamos.

Debe ser una labor ímproba, complicada hasta el infinito, que Setién logre que su tropa sincronice la resta con la suma, que iguale los registros en ataque con los de retaguardia. De otra forma no se explica uno cómo se pasa con tanta asiduidad de la cima a la sima y al revés. Curiosamente, los mejores momentos del equipo se producen cuando ya el resultado es desfavorable para que cuando se enderecen las cosas, esas mismas vuelvan a torcerse de manera ridícula.

La partida con el Madrid fue como el revival de una historia archirrepetida en este curso. Partidos de indudable atractivo para el gran público, pero detestables para entrenadores y para mínimamente iniciados. Es un fútbol soñado que raya en el de patio de colegio o plazuela de barrio el que anda protagonizando este Betis que lo mismo enamora que se muestra decididamente rechazable y que colma de alegría en las maduras como de frustración a esas duras tan frecuentes.

Paralelamente, no tengo más remedio que redundar en lo nefasto que puede ser que algunos futbolistas llamados a ser importantes se desconecten. El domingo, cuando Tello, ese futbolista que llegó para estar más a mano de Lopetegui, saltó a suplir no nos encontramos a un buen futbolista sino a un alma en pena que no hizo nada a derechas. Dicho todo esto marcho a un servicio multicopista para quitarme el trabajo de escribir esto mismo ni se sabe cuántas veces más.

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