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PASA LA VIDA

Juan Luis Pavón

No ensucie por si las moscas

LA inveterada costumbre de ensuciar las calles de Sevilla "porque para eso están los barrenderos, para limpiar", reza el funesto e ineducado remoquete que largan por esa boquita los talibanes de la mugre, tendrá que ir a menos. Pero no por conciencia cívica, que eso va para largo, sino por insolvencia económica de Lipasam. La Cámara de Cuentas le ha hecho la prueba del algodón a la gestión municipal de la limpieza. El desequilibrio financiero derivado del activo y del pasivo circulante asciende a 44,1 millones de euros, un 62% más que el presentado en los estados financieros de la empresa. El capital exigible a corto plazo supera en más del doble los activos circulantes. La Cámara de Cuentas dice textualmente que todo esto "pone en duda la solvencia económica de Lipasam".

Semejante embolado, similar al de la empresa municipal de transportes Tussam, indica la situación real del Ayuntamiento. Por si llegara a aminorar la actividad por estrangulamiento financiero, vayan incorporando a su catálogo de actos reflejos un gps que le anticipe una ciudad sin barrenderos. No se esfuerce en ensuciar, por si nos comen las moscas al someterlas a un ritmo estajanovista de patrullar la porquería. Domine sus tics con las colillas, las cáscaras de pipas, el envoltorio de los caramelos o el pañuelo de papel apelotillado. Pierda el sentido del ridículo y agáchese para recoger los excrementos de su perro. Recuerde: o Lipasam reduce efectivos por falta de parné, o nos tocará pagar una tasa superlativa para seguir ensuciando las calles a sabiendas de que alguien vendrá por detrás a paliarlo.

Lo que peor huele de esta ruina es el descubrimiento de la privatización del empleo municipal, fomentada y consentida por los sucesivos gobiernos locales. Por ejemplo, en 2006 se produjeron 14 jubilaciones anticipadas, y las plazas fueron cubiertas por familiares. Eso es tirar la democracia y la igualdad de oportunidades al cubo de la basura. Así nos va.

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