Desde mi córner

Luis Carlos Peris

La épica acabó con la maldición

En un choque desagradable, España logra abatir el muro donde nos estrellábamos, los cuartos de final

TODOS se fueron en busca de Iker Casillas en ese momento histórico en que se oficializaba que una maldición caducaba, que ese muro de las lamentaciones que era para los nuestros los cuartos del final se había abatido. Fue en una noche para la épica, en la que apenas tuvo opción la seda en beneficio de la pana a través de un partido antipático que, además, dirigía un juez inepto y ridículo que facilitó el juego de Paraguay, mucho más dedicada a frenar como fuese a España que a crear fútbol. Y al borde del final, el de siempre surgía de la nada para llevarnos al éxtasis de ver cómo España, la nuestra de verdad, iba a semifinales.

Ya desde la declaración de intenciones guaraní supimos que la cosa pintaría desagradable. Era presunción generalizada que saldría un rival prácticamente colgado del larguero y no sólo no fue así, sino que llevaron la línea presionante hasta la génesis del juego español. Eso impedía que la fluidez surgiese de forma natural y apenas se jugaba de cara, lo que llevó a que en toda la primera parte sólo un tiro de Xavi llevase peligro al portal paraguayo. Con Villa especialmente atolondrado y sin que Ramos percutiese por su flanco como es habitual, al descanso se llegaba con la preocupación en perfecto estado de revista y la duda de hasta dónde daría el físico del rival.

El segundo tiempo cambió la decoración pero al filo de la hora una sucesión de lances llevaron el partido a los terrenos del surrealismo. Un penalti que para Casillas y en seguida otro que marca Alonso, pero que ha de repetir para que pare Villar y el guatemalteco ignore un claro penalti a Cesc en el rechace. Pero el partido ya lo manejaba España, que hasta encontraba lo que hasta entonces se le negaba, líneas de penetración. Un gol de Villa en jugada en que el caprichoso Jabulani dio tres veces en el palo nos lleva a las soñadas semifinales para el día de San Fermín en Durban... y contra Alemania, sin tener que aguantar las estupideces de Maradona. Maldición fuera.

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