La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El error Santa Clara

Hubiera sido oportuno plantear el traslado del Seminario a Santa Clara en vez de al nuevo edificio

Tengo para mí que el Arzobispado cometió un grave error con las operaciones de San Telmo, Santa Clara, el nuevo Seminario y la Casa Sacerdotal. ¿No hubiera sido más lógico que en vez de por los nuevos edificios San Telmo se hubiera canjeado por la restauración y adaptación del convento de Santa Clara, una vez que las clarisas lo abandonaron, convirtiéndolo en seminario y residencia sacerdotal, preservando así su uso religioso mantenido desde 1298 con el añadido de las maravillosas arquitecturas de los siglos XVI y XVII? ¿Que su extraordinaria iglesia hubiera seguido abierta al culto? ¿Y que los espacios sobrantes, de haberlos, se hubieran negociado con el Ayuntamiento y la Junta para usos culturales ligados al rico patrimonio pictórico, escultórico y musical de la Iglesia de Sevilla?

El arzobispo y el alcalde no tienen responsabilidad en esto, ya que reciben una situación heredada. Por el contrario, están haciendo lo posible para convertir en realidad la restauración del templo tras renovar en 2018 el antiguo convenio de cesión. Como entonces informó el compañero Juan Parejo "el anterior convenio contemplaba que la iglesia, junto a otras dependencias, iban a destinarse a una nueva congregación religiosa, algo que se descarta ahora por la falta de vocaciones". Es cierto que la disminución de vocaciones plantea, además del problema religioso de la pérdida de la vida contemplativa, el patrimonial de la conservación de los conventos. Todos necesitan urgentes intervenciones y hacerlos compatibles con nuevos usos. Pero por eso hubiera sido oportuno plantear el traslado del Seminario a Santa Clara en vez de hacerlo, tras los acuerdos entre el Arzobispado y la Junta, al nuevo edificio. Y ubicar también allí la Casa Sacerdotal.

Así un edificio histórico se habría permutado por otro y Sevilla habría salido ganando con la restauración y uso de la antigua Universidad de Mareantes y posterior residencia de los Montpensier de una parte y del convento de Santa Clara de otra. Ni los mareantes ni los duques podían volver a San Telmo, pero los seminaristas, las religiosas teatinas que los atienden y los sacerdotes que lo necesiten podían haberse instalado en Santa Clara, invirtiéndose lo que costaron el nuevo Seminario y la nueva residencia en la restauración del convento. Con ese importante valor añadido que supone el mantenimiento de la naturaleza religiosa de su uso.

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