SI grave es lo que pasó el jueves tras el fallo judicial sobre Bildu, ensombreciendo el inicio de esa fiesta democrática que son las campañas electorales, igualmente grave, por ser su causa, es lo que pasó antes. Y la vergonzosa constatación de que este fallo, en vez de tratarse de una cuestión política resuelta en términos jurídicos, haya sido una cuestión política resuelta en términos políticos por una instancia jurídica politizada. Todos los partidos involucrados en este asunto han jugado abiertamente sus cartas. Llegándose al extremo aberrante, en su ataque a la independencia de los poderes del Estado, de que Iñigo Urkullu responsabilizara a los dos partidos mayoritarios y al Gobierno, no al Constitucional, del futuro de Bildu. "El Gobierno español -dijo- sabrá si ha tenido mano o no para hacer algo más de lo que ha hecho hasta ahora". No puede darse reconocimiento más explícito de la injerencia de lo político en lo jurídico. En cuanto a su presión sobre el Gobierno, Urkullu también fue claro: "Como Bildu quede fuera, la situación en Euskadi será insostenible y nos sumaríamos a los que piden el adelanto electoral".

Bildu quedó dentro, la presión funcionó y por un voto podrá entrar en las instituciones un partido del que el propio Urkullu ha recordado que "siendo una coalición de partidos legales y de personas independientes es posible sospechar que detrás de Bildu pueda estar más la izquierda abertzale que las dos formaciones políticas que forman esa coalición". Anomalía que para él podría propiciar "la normalización, la convivencia democrática y política en Euskadi".

Difícilmente se puede construir la normalización con gestos anómalos.

Como además esta resolución se ha tomado sin que ETA haya desaparecido, el presidente del PNV se ha visto obligado a decir que en el caso de que se produjera un atentado de ETA, Bildu deberá pronunciarse explícitamente en contra o "toda la sociedad le pasará por encima". De locos. ¿Qué le importa a los abertzale lo que la sociedad diga sobre ellos?

Abiertas las puertas de las instituciones a la izquierda abertzale que asegura condenar la violencia futura pero nada ha dicho sobre la pasada; humilladas las víctimas; gravemente dañado el principio de la independencia de poderes; desautorizado el Supremo; ignorados los informes de la Policía, la Guardia Civil (hasta el gravísimo presentado a última hora), la Fiscalía y Rubalcaba, quien el 26 de abril afirmó en el Senado que Bildu "está en la estrategia de ETA".

Atendiendo a sus palabras nada impide decir que la estrategia de ETA va a estar en las instituciones.