La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

La eternidad como cruel pesadilla

Cuando, cucharada a cucharada, hayas vaciado el mar, la eternidad aún no habrá comenzado. Lindezas como esa nos largaban desde el púlpito cuando llegaba la Cuaresma y arrancaban los ejercicios espirituales. Y, claro, te ibas a la cama con el alma en vilo y un ojo abierto, durmiendo como duerme el conejo que siente al hurón en la boca de la madriguera. Aquellas pláticas desde el púlpito de la Magdalena eran como truenos en el corazón de los niños de los maristas que allí cumplían con el precepto cuaresmal. Tanto te metían el miedo en el cuerpo con la terrible eternidad que costaba conciliar el sueño no fuera a ser que la Parca te cogiera con la guardia baja. Con el tiempo se suavizaron los mensajes, la eternidad fue acortándose y ya se podía dormir bien. Y todo viene a cuento porque mañana empieza todo con el Miércoles de Ceniza. Polvo eres y en polvo...

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