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Tomás garcía rodríguez

Doctor en Biología

Los eucaliptos rojos de los montpensier

En la remodelación del parque llevada a cabo por Forestier se plantaron eucaliptos rojos

Los enfrentamientos avivados en Francia por el derrocamiento de Luis Felipe I de Orleans y la proclamación de la II República provocaron la llegada a Sevilla en 1848 de los duques de Montpensier, Antonio M. de Orleans y María Luisa F. de Borbón, donde asentarían una corte paralela a la de Isabel II en Madrid. Al establecerse el matrimonio en el Palacio de San Telmo, acometieron la reforma y repoblación de su jardín mediante un proyecto dirigido por el ingeniero André Lecolant y, a partir de 1911, por el paisajista Jean C. N. Forestier, quien lo convertiría en el primer parque urbano de la ciudad, completado finalmente por el arquitecto Aníbal González. Conocido desde 1914 como Parque de María Luisa en honor a la duquesa, comprende hoy más de doscientas cincuenta especies vegetales, plazas maravillosas, paseos idílicos y románticas fontanas.

En la remodelación llevada a cabo por Forestier se plantaron eucaliptos rojos, Eucalyptus camaldulensis, nativos de Australia. Es quizá la especie más hermosa de las muchas que contiene el género, con un porte que puede alcanzar los cincuenta metros y con bellas tonalidades encarnadas en su madera, visibles tras las placas de corteza desprendidas. Eucalipto significa en origen "bien cubierto", en alusión a las artísticas caperuzas de los botones florales en sus inflorescencias tipo umbela que, al destaparse y caer, despliegan espléndidos conjuntos plumosos de estambres que contrastan con el verde grisáceo de sus hojas lanceoladas. Manteniéndose firme ante los embates de la naturaleza y del hombre, comparte con las araucarias australianas el honor de otear desde su privilegiada posición: los blancos de azahares y robinias, el amarillo de las tipuanas y acacias del Japón, el rosa del árbol del amor y de las lilas de Indias, los azules de melias y jacarandas o el grana de impatiens y rosas. El aroma penetrante del eucaliptal despierta los sentidos y la memoria de Jorge Luis Borges: "Su olor medicinal dan a la sombra/ los eucaliptos: ese olor antiguo/ que, más del tiempo y del antiguo/ lenguaje, el tiempo de las quintas nombra".

Desde hace algunos años, varios eucaliptos rojos centenarios de nuestro Jardín de Jardines han sido talados de manera atropellada, debido a la inadecuada asistencia fitosanitaria ante una capacidad excesiva de desramar y un decaimiento de origen diverso que los debilita. Cualquier árbol requiere cuidados para él mismo y para mantener la vida que suele albergar: aves, murciélagos, roedores, insectos, arácnidos, líquenes, microorganismos... Este reducido mundo, con entidad propia dentro de la trama ecológica del parque, desaparece bruscamente cuando es abatido.

Presiente el poeta Eugenio Sánchez Bacilio: "Ahí estás viejo eucalipto al pie del camino.../ sumido en el dolor de tu agonía.../ ya no estarás cuando yo vuelva,/ hasta tu sombra fiel se marchará contigo,/ tu fresco aroma solo será recuerdo/ y se oirá por siempre al pie del camino/ el perenne eco de un silencio".

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