TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Unos exhiben y otros esconden

Poner al último fichaje a pelotear a los pies de la Giralda es más positivo que esconderlos bajo siete llaves

DENTRO de la campaña de expansión que lleva el Sevilla, ayer dio un tremendo paso adelante poniendo a pelotear a su nuevo fichaje al mismísimo pie de la Giralda, ante el Palacio Arzobispal, en plena plaza Virgen de los Reyes. Como he dicho en repetidas ocasiones, imaginación al poder, la calle es mía y ¿dónde mejor que en el mejor cahíz de tierra? Justamente un mes después de un 15 de junio histórico, en el mismo sitio vestía de corto el Sevilla a su fichaje estelar. Un mes después, en el mismo sitio, aunque no a la misma hora, una cita con el fútbol de la otra acera de la ciudad, qué coincidencias depara la vida.

Espectacular la puesta en escena para la presentación en sociedad de Didier Zokora, el más internacional de los futbolistas marfileños, incluido el fantástico Drogba, ese depredador que mete miedo no más enfila la vertical del marco contrario. Golpe de efecto fenomenal el que el Sevilla daba ayer en el corazón de la Sevilla que más merece la pena. Sin duda, la sesera de los propagandistas del club no descansa, sus feraces ideas no tienen fin y la de ayer es de las más brillantes que recordamos, aunque menos mal que no llegó el guardia de turno para multar a Zokora por jugar a la pelota en plena calle. Sólo faltó el guardia con su libreta para darle autenticidad al asunto.

Magnífica idea para ser carne de telediario y de primera página de periódico, pues un departamento de propaganda está para eso, para propagar el producto que se vende y lo de ayer al calor del mediodía de la plaza Virgen de los Reyes es de una efectividad para la venta realmente indudable. Es lo lógico y no, como hacen otros, que se esconda a los futbolistas. No quiere decirse que en el Sevilla se esté libre de ese pecado, que no todo el monte es orégano, pero mientras en Montecastillo imperaba el secretismo y el secuestro, en la plaza Virgen de los Reyes, un futbolista peloteaba y vendía sevillismo. Las cosas son como son y el que no quiera entender, peor para él.

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