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Francisco Correal

La extraña pareja y el síndrome del sidecar

Cómplices. El estreno de 'Modelo 77' renueva la fértil alianza artística entre el director Alberto Rodríguez y el guionista Rafael Cobos, una pareja con talento que goza de buena reputación en Sevilla

La extraña pareja y el síndrome del sidecar

La extraña pareja y el síndrome del sidecar

Uno de mis ejercicios favoritos, que parece una prueba de Cesta y Puntos, es preguntar lo siguiente: ¿de estas dos parejas de hermanos, los Machado y los Álvarez Quintero, cuáles estudiaron los dos en el instituto San Isidoro y de qué pareja sólo uno de ellos fue el que estuvo matriculado en el centro de la calle Amor de Dios? La respuesta correcta, honores televisivos a Daniel Vindel, es que los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero fueron los dos alumnos del instituto más antiguo de Andalucía, al que llegaron desde Utrera, mientras que de los Machado sólo Manuel pasó por sus aulas. Su hermano Antonio ya vivía en Madrid, ciudad a la que llega con ocho años, relativizando la teoría del destierro, como muy bien hizo Pepe Serrallé durante su intervención en los actos por el 120 aniversario del nacimiento de Cernuda.

En cualquier caso, los Machado y los Álvarez Quintero forman dos parejas artísticas de hermanos con una relevancia extraordinaria. Aunque fue mucho más fértil la colaboración de los dramaturgos de Utrera, los Machado escribieron juntos piezas memorables como La Lola se va a los Puertos que llevó al cine Josefina Molina.

Esta introducción viene a cuento por el estreno de Modelo 77, la última película de Alberto Rodríguez, con guión de Rafael Cobos. Abrió la septuagésima edición del Festival de Cine de San Sebastián. Una historia carcelaria de la Transición que se estrenó el viernes 23, víspera de la festividad de la Merced, Patrona de las prisiones.

Rodríguez y Cobos hicieron pleno en los Goya con La Isla Mínima. Forman parte de la generación Cinexin, de la que también salió Santi Amodeo. Forman una pareja artística con una complicidad a prueba de estrenos, colaboración engrasada por el productor Gervasio Iglesias, que hace las veces de timonel de esta embarcación de la que salió la serie de La peste.

El arte tiene con frecuencia un necesario componente de soledad, pero a en ocasiones hace las veces de arbotante para unir voluntades e inquietudes. El síndrome del sidecar. Sevilla es una ciudad pródiga en este tipo de parejas que evocan la liturgia de compañía de las hermanas de la Cruz, la pareja de la Guardia Civil o el tándem del plumilla y el fotero que la revolución tecnológica ha convertido en algo residual, rayano con la antigualla. Suma de solitarios.

Sin salirnos de los Quintero, Alfonso Sánchez y Alberto López, los compadres, han dado con la tecla de rescatar un teatro fresco y desenfadado, al que le dio la espalda la posmodernidad pero contaba con el apoyo de autores de las generaciones del 98 y del 27. Le han dado la vuelta al Mundo en tres películas, los dos son Elcano y Magallanes, y han llevado al teatro bombas de mano manufacturadas por Arturo Pérez-Reverte.

Dos médicos, el dermatólogo Ismael Yebra y el especialista en Medicina Deportiva Francisco Gallardo, formaron un dúo muy sólido que no ha fulminado la muerte del primero, ya que el segundo no sólo completa la antología que ambos hacían sobre médicos y escritores (Gallardo tiene ya cuatro novelas publicadas), sino que prepara una semblanza sobre el amigo que tenía consulta en la Alfalfa, biblioteca en Umbrete y el alma en Sanabria.

El susto que le entregó las llaves para el otro barrio a Paco Robles, que le venció el pulso con la hipoteca de sus ganas de vivir, no frenó su innata curiosidad. Ni los proyectos literarios que tenían su complemento perfecto, su intérprete, en un socio predilecto, el fotógrafo José Antonio Zamora, con el que ha descrito paisajes de exteriores y vivencias de interiores. Incursiones en el claroscuro y en el tecnicolor.

Fernando Gabardón de la Banda es dos veces doctor, en Historia del Arte y en Derecho. Es un guía excepcional por los secretos de la ciudad de Sevilla, aunque gusta de escaparse a Cádiz y a la Europa de Stefan Zweig. El que mejor lo entiende y mejor refleja su manera de contar las cosas es Román Calvo, zamorano de nacimiento, sevillano de adopción. Cardiólogo y aficionado a la fotografía, donde también encuentra el corazón de la gente. En Gabardón la solemnidad de cualquier centenario artístico (Velázquez, Murillo, Valdés Leal…) se llena de vida.

En el periodismo, la palabra y la imagen son como la letra y la música, el árbol y su sombra. Fernando Ruso y Pepe Barahona constituyeron una sociedad profesional dedicada al periodismo de carácter social. El factor humano, que diría Graham Greene. Fernando Ruso, fogueado en las redacciones de los periódicos, gaditano de ascendencia y crianza, juntó a casi un centenar de fotógrafos para la exposición Pie de foto. Con Barahona, ganó el premio Tiflos convocado por la Once.

Habrá muchos más. La metáfora de Mauri y Maguregui, de Daoiz y Velarde, de Holmes y Watson, de Jack Lemmon y Walter Mathau (La extraña pareja, quedaron para el cine) de Felipe González y Alfonso Guerra a un mes de los cuarenta años de su triunfo en las elecciones del 28 de octubre de 1982. Uno más uno casi nunca son dos.

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