Dentro de la surrealista situación que padecemos ha extrañado el consejo del Rey de que urge un acuerdo para formar Gobierno. Extraña lo que puede ser calificado de rapto de inocencia supina esas urgencias del Monarca para que haya un pacto cuando ese acuerdo va a ser, con toda probabilidad, entre fuerzas que no aceptan esta España de monarquía parlamentaria. O el Rey tiene una ilimitada confianza en sus posibilidades o es que se ha caído de un guindo y cree en la bondad de un prójimo loco por mandarlo al exilio. Son ya tres meses y pico de una situación bochornosa y entre declaraciones increíbles y pactos como el de Navarra, cómo puede el Rey abogar por un pronto acuerdo entre desleales que abominan de la unidad de España y del sistema que le ha permitido al país vivir su más larga etapa de paz y prosperidad en siglos. Vivir para ver, Majestad.