PASA LA VIDA

Juan Luis Pavón

Nos faltan futbolistas mecenas

KANOUTÉ tiene todos los parabienes por su extraordinaria labor como mecenas de los niños más pobres de Malí, mediante la fundación que lleva su nombre. La Ciudad de los Niños que ha puesto en pie para darles alimentación y educación, y encauzarles con fundamento hacia la vida adulta, es una iniciativa bien pensada. Le da sopas con honda a los actos de beneficencia ocasional que no atajan de raíz las causas y la consecuencias de la miseria. Siete años ha estado Kanouté en Sevilla, mucha gente lo ha conocido dentro y fuera del fútbol, y en el balompié sevillano los colegas que ganan al menos un millón por temporada no se han dado por aludidos para emular el ejemplo de responsabilidad social que ofrece el espigado y formidable delantero.

Sevilla no es Malí, claro, pero haciendo una traslación a nuestro contexto y nuestras expectativas, ya es abrumadora la enumeración de necesidades que afrontar cara a cara, tanto las urgentes como las importantes, a las que las Administraciones Públicas no alcanzan a solucionar ni a mitigar. Por ejemplo, la dotación presupuestaria del pionero centro para sordomudos enclavado en Salteras.

La mayor parte de las personas que se quejan de la retribución salarial en la política, aunque en verdad es baja y confunden la merecida crítica al exceso de enchufismo y ausencia de cualificación técnica con los sueldos que han de cobrarse en la gestión de los bienes públicos, no reprochan los apabullantes honorarios de todos los futbolistas de Primera División. Ni siquiera cuando juegan mal se les echa en cara que sus ingresos son de otra galaxia y podrían remediar la injusticia que zahiere a muchas víctimas de la crisis. Deben ser más conscientes de que el pueblo les concede su estatus privilegiado para que cumplan un cometido como ídolos. Y tienen la obligación moral de devolvérselo con creces, mediante fundaciones u otro tipo de entidades sin ánimo de lucro a las que incorporen a profesionales de primer nivel en la educación, la sanidad, la innovación social, la asistencia a los más desfavorecidos...

Pueden hacerlo de modo individual, como Kanouté, o uniéndose entre sí varios con sesgo común de origen, identidad o empatía. Pueden crear colegios de excelencia en barrios desclasados, o garantizarle financiación a largo plazo a proyectos científicos con aplicación médica, o asumir la viabilidad de veteranas asociaciones que son ejemplares en su labor con los discapacitados, o arraigar la práctica deportiva de calidad en miles de niños y niñas, o...

Muchos futbolistas de éxito proceden de extracción social humilde. Más se deberían convencer por eso de qué liderazgo deben ejercer fuera de los estadios.

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