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Cambio de sentido

¿Qué familia?

Hay quien cree que su modelo de familia está en riesgo por el mero hecho de que existan otros

La de Julia y María, mujer y mujer, y su hija Lara? ¿La de Marta y Gernot, también casados, que viven a miles de kilómetros la una del otro? ¿La formada por Luis, Bea, y las hijas que cada cual tuvo en sus anteriores matrimonios? ¿La de Pepa, que con 80 años se siente vivir junto a su Jose (con el que sólo está arrejuntada, para no perder la pensión)? ¿La de quienes se aman -o no, pero han decidido sobrellevarse mutuamente (codependencia, lo llaman ahora)- y aguardar la muerte juntos? ¿La de quien tuvo que volver con sus hijos a casa de sus padres? ¿La de quien no tiene padre, ni hijo, ni Espíritu Santo? ¿La progenie del adúltero hipócrita? ¿La que forman los amigos que viven juntos y se llaman entre sí "hermanos"? ¿La de la hija pródiga, que dice "no" a las imposiciones familiares para poder decir "sí" a sí misma? ¿La del marinero con una suegra en cada puerto?

La creación de una Consejería de la Familia (punto 18 del acuerdo entre el PP y la carcundísima) deja en el aire una pregunta -retórica, claro-, "¿pero qué familia?", y su respuesta evidente: un modelo único, formado por la unión indisoluble de un hombre y una mujer y "abierta a la vida", que así lo llaman cuando les da el apretón lírico. Ser una de estas familias ha de ser una opción tan libre como otras muchas. Cuesta trabajo entender a quienes creen que su modelo está en riesgo por el mero hecho de que existan otros, y a quienes ven sus derechos en peligro cuando los demás también reclaman los suyos. Albert Rivera -que comparado con los de la nueva-vieja derecha es John Lennon- dijo ayer que de Consejería de Familia, nanai: que de Familias. Esos señores del Nor, que ahora tutelan el destino del maltrecho Sur, debieran pensar un rato cómo apoyar, con las cuentas en la mano, a las familias. La conciliación, el empleo, la concienciación en el reparto de tareas del hogar y los cuidados, la lucha contra la violencia machista y contra la pedofilia, la buena escuela pública, la planificación familiar, la cultura… todo ello mejoraría la forma en la que cada cual se vincula y vive.

(Hay una forma concreta de familia, muy mediterránea, que añoro. Es la familia extensa; es decir, la compuesta por tíos, abuelas, primos, compadres, la amiga acogida, cuñados -que ahora han caído en desgracia pero, antaño, el cuñado, el de la mula torda, tenía su gracia-. Se trata, literalmente, de una tribu, una red familiar plena, no exenta de conflictos pero ajena "a los de arriba". A ella honro).

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