El alcalde hizo ayer mención en varias ocasiones al peso que para los políticos tienen sus familias. En nombre de todos los capitulares agradeció el sacrificio de cónyuges, hijos y padres al arropar a los políticos en una tarea muchas veces ingrata. Espadas recibió por segunda vez el bastón de mando y entre las primeras personas que le felicitaron estuvo su esposa, que lo acompaña en la andadura de gobernar una ciudad de casi 700.000 habitantes. En el revuelo del Salón Colón, cuando la Sevilla oficial se daba codazos para cumplimentar al reelegido como alcalde, la mujer de Juan le dio la más importante enhorabueba. Ninguna comparable a la suya,
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