La lluvia en Sevilla

El ficus

Quienes deben dar solución a los peligros del ficus de San Jacinto parecen ser el problema

Pasa lento el vendedor de la ONCE -los cupones al cuello, su rosario de rascas- por el puesto del mercado de Triana donde acabo de pedir un "cuarto de quilo de aquello". Esta vez canta una suerte aciaga: no dice los números para hoy, sino cada herida en el cuerpo de una de las mujeres a las que el otro día aplastó una rama del ficus de San Jacinto. A su paso y pregón, se hace un silencio gélido. Se trata -me cuenta la tendera- de una de sus compañeras vendedoras de cupones, la que se ponía bajo el árbol, en la esquina de la iglesia. Está grave en la UCI. Ya lo saben, el otro día una rama del gran árbol de Triana se estremeció con este marzo ventoso, cayó a la calle e hirió a tres vecinas. Instantes después pasé por allí. Las gentes del barrio se congregaban en torno a la zona acordonada para tragar saliva ante las luces de la ambulancia.

¿Por qué ha pasado esto, de quién es la responsabilidad? No ha sido marzo con su viento que estremece las ramas del árbol de la iglesia de una esquina del barrio de Triana. Esto no es cosa del destino, nada de "esto lo ha querido el Señor". Sucede que el árbol, tal cual está, es un peligro público desde hace muchos años (tiren de hemeroteca y admiren cuántas ramas se han desplomado ya). Sucede que el ficus es de la iglesia, y la iglesia no lo arregla. Sucede que tal abandono, y sus peligros, no lo manda remediar el Ayuntamiento, y sucede que la iglesia -leo en este su diario- "lleva mucho tiempo pidiendo permisos para su apeo". Tecleo "apear un árbol" en el Google. Significa: "ir cortando poco a poco sus extremidades hasta eliminarlo de la tierra". En cristiano: consiste en acabar de raíz con el problema, quitar del medio este árbol centenario, patrimonio natural. Cada vez que paso por el triángulo, aún acordonado, de San Jacinto esquina con Pagés del Corro, me pregunto si esta indignación por todo esto, de cabo a rabo, es compartida. Por lo visto -sigo leyendo-, Ciudadanos pidió "una solución urgente", que el Ayuntamiento y los frailes llegaran a un acuerdo para evitar más desgracias, y que el párroco ha dicho que aquello está en su terreno, pero que, como se trata de una especie ejemplar, que lo supervise el Ayuntamiento. Incluso, dice textualmente, "si hace falta le cedemos ese lugar y que hagan lo que quieran con el ficus". ¡Cuánta sensibilidad ante el abandono del árbol y su fruto de desdicha! La solución no es arrancar un árbol que es sagrado porque es árbol y es historia de la ciudad, la solución no ha de venir cuando hay una mujer con su vida al filo en una UCI, la solución no pasa por que el Ayuntamiento no intervenga a tiempo ante un problema de seguridad pública. Quienes deben dar soluciones, comienzan a parecernos el problema, la causa de la tragedia. Va un abrazo inmenso a las vecinas atropelladas por un árbol dejado a su suerte, que también es la nuestra.

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