La ventana

Luis Carlos Peris

La fiebre del viernes como innovación

PENDULAZO al canto como no podía ser menos, uno de estos vaivenes dio en significar la importancia del viernes en la agenda lúdica. Tuvo mucho que ver con aquella utopía de la sociedad del ocio que ha devenido en sociedad del ocio por narices, léase del multitudinario paro. El viernes desbancó al sábado y, por supuesto, a ese domingo que de siempre entraba en depresivo cuando la oscurecida y ante la proximidad del tremendo lunes. Ayer era viernes y el corazón de la ciudad, que sigue siendo el de siempre, era un ir y venir de gente con el acicate de la Feria del Libro como punto de encuentro. Y la temperatura, rayana en el confort, contribuía a que ese viernes reluciera hasta parecer más viernes aún. Nada que ver, por supuesto, con esa sordidez de los robos en el camposanto fruto de una crisis que ojalá no entre en hambruna como antesala del temible estallido social. Viernes total.

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