Pisando área

Jesús / Alba

En la fiesta de Sandro Rosell

Pocas cosas ponen nervioso a Del Nido y dos de ellas son oler de cerca un título y que su equipo haga el ridículo

EN estas cosas de competir yo me pierdo. Los profesionales en la materia, como en todo, son los que saben. Cuando la mayoría de los equipos aún no han empezado a jugar partidos oficiales ya están cansados los de aquí, ya hay que diseñarles el calendario de baños y masajes y se tienen que perder finales con títulos en juego.

No se explica muy bien lo que Antonio Álvarez quiso hacer en el Camp Nou y desconocemos qué explicaciones le habrá dado a su presidente y si éste se las ha pedido, pero conociendo la vehemencia con que se maneja Del Nido en estas cosas apuesto a que sí. Al letrado le ponen nervioso muy pocas cosas, pero dos de ellas son oler de cerca la posibilidad de engrandecer más su ya fabulosa gestión con otro título para las vitrinas del club y que su equipo dé una imagen que se acerque al ridículo. Las dos circunstancias se conjugaron la noche del pasado sábado y no había más que ver cómo le picaba el asiento al presidente del Sevilla en el palco del estadio culé. Era la fiesta de Sandro Rosell y éste hasta recibió una mala cara de su homólogo no se sabe si a cuento de alguna broma que Del Nido entendió que no veía a cuento. Pero es que no estaba para bromas el dirigente nervionense.

La mano la pongo en el fuego a que todavía le dura el cabreo y si es que se relaja algo será cuando vea la bola de su equipo en el sorteo de la liguilla de la Champions y a su vicepresidente José Castro rumbo a Nyon en representación del club.

Y sea así o no, el crédito de Antonio Álvarez ha quedado muy tocado por cómo ha manejado sus recursos en los cuatro primeros partidos oficiales del curso. Ya quedan pocos aficionados lelos que se queden igual oyendo a los protagonistas decir que habrá competitividad en todos los frentes y luego los hechos indiquen que las intenciones eran hacer todo lo contrario. Otra cosa distinta -censurable igualmente pero hasta cierto punto entendible- es que el Barcelona hubiera ganado en Nervión, pero el Sevilla llevaba un 3-1. ¿No podían descansar el sábado con el Levante?

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