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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

LOS programadores de las principales televisiones deben pensar (piensa mal y acertarás) que la gente no tiene otra cosa que hacer en su tiempo libre que consumir televisión. En su búsqueda despiadada por las audiencias pugnan por contraprogramar a la competencia ofertando sus productos más tentadores cuando consideran que dichos competidores están dándolo todo.

La batalla por los lunes en este arranque de temporada se presenta muy movida. Primero se posicionó Isabel en La 1, más tarde La que se avecina en Telecinco, y ahora que éramos pocos llega Antena 3 con Tu cara me suena. Lo normal, o lo racional, es que si una noche está complicada, y cuando un programa arranca con tres millones de espectadores como fue el caso de la serie Isabel, los esfuerzos se dirigiesen hacia otra jornada, que para eso la semana tiene siete noches, evitando malgastar energías. Pero volviendo al principio, da la impresión de que los programadores son conscientes de que la audiencia, como ente, es un verdadero filón que no se acaba nunca. Que más que dividirse se multiplica. Que en lugar de restar, suma. Algo así como lo que quisieran los cines, volviendo a poner de moda la afluencia a las salas, como pretende la Fiesta del Cine que se celebrará en octubre.

Porque vamos a ver, siguiendo el caso de los lunes, que podría extrapolarse a cualquier otro día de la semana, ¿dónde está el techo de espectadores? ¿Cuántos pueden estar viendo Isabel a la vez que otros ven La que se avecina y unos terceros Tu cara me suena o Titanic? Eso sin contar con el resto de ofertas más minoritarias pero igualmente seguidas. Da la impresión de que más que repartirse, que también, la audiencia crece. Ahí está el filón. Y los que entienden de números lo saben.

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