Por fin llegó el día, adiós a la munición de fogueo y bienvenido el fuego real en forma de ese fantástico todos contra todos que cumple noventa años. Se acabaron las pamemas y nos damos de cara con el fútbol de verdad, ese que deja bien claro que los puntos que vuelan, ay, esos no volverán. Todo arrancó antier con el gol del incombustible Adúriz sobre la última campana, continuó ayer y rinde hoy con el debut de los nuestros.

Y como en cada volver a empezar, un campo minado de incógnitas, que a ver cómo resulta en el Sevilla su enésima revolución y también qué tal recompuso el Betis ausencias de tanto calado. Y la tarde arranca en el cinturón de Barcelona con la tropa de Lopetegui confrontando dudas ante un equipo que lleva compitiendo casi un mes. Puede esa ser la baza principal para un Espanyol que vio cómo al vino del retorno a Europa lo aguaron las huidas de Rubi, Hermoso y Borja Iglesias.

Cornellá es, además, terreno abonado para el Sevilla y eso da un plus de confianza para la buena nueva que sería empezar dando, que ya se sabe que quien da primero... Y a su término, debut del Betis ante su gente en un estadio con muy pocas butacas vacías. El verano en verdiblanco ha sido tormentoso por el ritmo de las transacciones, los agitadores interesados, o simplemente tontos útiles, de siempre han incordiado lo suyo en las cloacas asociales y a ver el ambiente...

La llegada de Iglesias, aunque con demora, ha debido relajar un tanto el ánimo de la clientela, pero la verdad es que cuando el fervor incondicional debiera ser obligado, los tiempos son los que son y las dudas revolotean sobre la vertical de Heliópolis cuando la cuenta atrás galopa aceleradamente. Pero dejemos las disquisiciones y vayamos a la autenticidad de que se acabaron los bolos para que aparezca el fuego real en una sesión continua desde Cornellá a Heliópolis.