AL fin. Con excesivo retraso, pero finalmente los que tienen la máxima responsabilidad en el partido han decidido presentar querellas, o demandas civiles según el caso, contra aquellos que les acusan de corrupción.

La tragedia para el PP es que las querellas o demandas llegan demasiado tarde: es difícil encontrar un español que ponga la mano en el fuego por la honradez de la gente que ha dirigido el partido en sus más de treinta años de existencia, primero como AP y después como PP. El mal está hecho, y algún día Rajoy y Cospedal tendrán que rendir cuentas por haber permitido, al cruzarse de brazos, que sus compañeros apenas puedan salir a la calle sin recibir gritos de chorizo o corrupto. Lo que podrían haber evitado si el primer día que se pone en marcha la máquina de esparcir basura alguien del PP se hubiera acercado al juzgado de guardia para presentar una querella. De esa manera habrían dejado en manos de la policía judicial la investigación de los hechos y además daría credibilidad a quienes desde el PP se desgañitan proclamando que jamás han cometido una irregularidad. Desde luego sus quejas se tomarían más en serio si mostraran sus cuentas a la Justicia, en lugar de reiterar su disposición a poner todo en manos de auditores o del Tribunal de Cuentas.

Un primer paso importante, pero además de llegar tarde -insistimos en ello, será difícil recuperar el mucho terreno perdido- debe ser complementado con otras acciones. Por ejemplo, salidas, ceses, dimisiones o como quiera llamarse. Hay personas del PP que no han estado a la altura. En unos casos, porque existen dudas sobre su honorabilidad, en otros porque no han reaccionado como exigiría la lealtad al partido y en unas terceras por demostrada incompetencia en su obligación de estar permanentemente vigilantes.

Hay un punto que aclarar, una incógnita que provoca además mucho morbo: de dónde proceden las acusaciones, que sin duda se sustentan algunas en hechos reales y sin embargo otras pueden formar parte de una gran mentira. Bárcenas niega haber tenido un cuaderno, pero su palabra vale menos que nada. Y hay una frase que pronunció Rajoy a puerta cerrada el pasado sábado que dejó atónitos a los miembros de la ejecutiva: "Sé de dónde sale todo esto". ¿De dónde, por qué, con qué objetivo? Y lo más importante: además de saber de dónde sale ¿sabe también el presidente si ha habido comisión de delitos en su partido?