GANARLE esta tarde a Osasuna significaría para el Betis la posibilidad de luchar con fundamento por la supervivencia. ¿Quiere decirse con esto que no ganarles a los navarros es sinónimo de condena? No, por supuesto que no, que la Liga tiene aún mucho que decir y no son descartables los vaivenes clasificatorios desde ahora hasta que se arríe el telón de esta competición, ya que restaría aún una vuelta completa por dilucidar.

Pasa también que en el nido verde, blanco y verde se ha pasado de la mohína más depresiva a un optimismo moderado que se generó el miércoles. Aunque el Betis no dio como para tirar cohetes, el hecho de que se comprobase que ganar es posible ha provocado que la psique mejore y que hasta alcance un nivel más que aceptable. Y, entonces, como resulta que el fútbol depende mucho del estado de ánimo y que ese ánimo se ha venido arriba, las percepciones son optimistas.

Ítem más. No es lógica la cuenta de resultados que presenta el Betis y sí se ve como normal que el equipo remonte. Ya ante el Almería, sólo el vendaval de infortunio y la gran actuación del ayer goleado Esteban propiciaron la derrota. Las sensaciones de aquel día fueron mucho mejores que hasta entonces y eso de haber derrotado al enrachado Athletic Club dan argumentos más que sobrados como para confiar en que esta tarde vibre Heliópolis con un nuevo triunfo propio.

Convengamos, pues, en que el bético ha de ir hoy al campo pensando que es una final aunque no lo sea, que por detrás queda tiempo para salir de un sitio que no es el que le corresponde al Betis. Pensemos también que como la Liga suele poner a cada uno en su sitio a la hora del balance postrero, lo lógico es que el Betis, por siempre Real Betis Balompié, continúe en una categoría que sin él pierde mucho. Partido clave, pero no vital, aunque ganar sea de obligado cumplimiento.