DIRECTO Jueves Santo en Sevilla, en directo | Semana Santa 2024

El tiempo El tiempo en Sevilla para el Jueves Santo y la Madrugada

Puntadas con hilo

María José Guzmán

mjguzman@grupojoly.com

La fobia a la industria que da de comer

La implantación de una tasa turística se complica con el cambio político para lamento del sector

La turismofobia existe en Sevilla. Quien lo dude sólo tiene que escuchar o leer algunos comentarios de quienes se mofan de la oportunidad de que un líder indiscutible como Barack Obama venga a Sevilla. O de los que consideran que acoger los Premios Goya para envidia de media España es, simplemente, un nuevo mantra. Es un odio que no tiene que ver sólo con la tensión que genera la convivencia entre autóctonos y turistas en un mismo espacio. Es una tirria que huele a rancio, que frena e instala en el inmovilismo muy frecuentemente a una ciudad que avanza normalmente a base de inyecciones de orgullo. Y hoy a pocos se les hincha el pecho con los éxitos de la industria turística.

Industria, sí. Aquí no hay 20 Airbus, pero se come del turismo y, además, se hace bien. Así me lo definía estos días el presidente de Asociación Sevillana de Empresas Turísticas, Gustavo de Medina. La patronal del turismo echa en falta una campaña permanente para evitar la turismofobia en una ciudad donde difícilmente podrá levantar la mano alguien que no tenga en su casa a nadie relacionado con ese sector. ¿Y hay que avergonzarse de ser la capital de los 4.000 bares?

Quizás lo que falta es un poco de pedagogía, que el sevillano se sienta orgulloso del interés que Sevilla despierta en muchos puntos del planeta. Y comprenda que lo que están haciendo otras ciudades que llevan algunos años de ventaja no debe ser malo para Sevilla. Casi nada queda por inventar. Las recetas son de sobra conocidas, lo que hay que hacer es ponerlas en práctica y en el sector hay muchos convencidos de que en la capital no se ha hecho nada claramente extraordinario. El crecimiento es consecuencia del aire que sopla en las ciudades y basta con poner las velas oportunas para lograr que revienten todas las costuras. Y el de Sevilla es un traje que tiene todavía de donde sacar. Las malas (o buenas) lenguas aseguran que si no se alimenta más al monstruo del turismo es porque se teme morir de éxito. Pero de eso nadie pierde la vida. Se muere de lo contrario, de errores. Y uno de ellos es que Sevilla no haya implantado todavía una tasa turística que le permita ingresar el dinero que se necesita para gestionar este gigante con acierto. Lo que más que se ha aproximado es con una tasa a la sevillana, la subida de la entrada del Alcázar que ha permitido dedicar dos millones de euros de esa taquilla a otros monumentos.

Es cierto que ahora hay un impedimento legal, pero cuando el debate se abrió, y de eso hace ya tres años, se dieron incluso pasitos hacia atrás. No hubo un convencimiento firme, sí recelos políticos que, una vez más, impidieron avanzar. Y quizás ahora es tarde. ¿Por qué? En el credo del PP, que es quien gobierna la Junta ahora, no figura la tasa turística. Y debe ser la Administración regional la que apruebe una ley andaluza o la estatal quien reforme la Ley de Haciendas Locales. Y con unas elecciones generales de por medio es difícil.

Venecia tramita ahora una tasa de hasta 10 euros al día. ¿Anularía por ello un viaje previsto? Sevilla lo vale, sólo hay que creérselo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios