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La ciudad y los días

Carlos Colón

Con franqueza y honradez

KARL Jaspers, uno de los más luminosos pensadores del siglo XX, impartió en el dificilísimo curso 1945-1946 el seminario "La cuestión de la culpa y la responsabilidad política de Alemania" en la Universidad de Heidelberg. Inmediatamente se publicó en volumen como la primera reflexión alemana sobre el horror que los propios alemanes habían protagonizado (sufriéndolo, consintiéndolo, apoyándolo o provocándolo) y Jaspers conocía muy bien, ya que había sido depurado y su mujer era judía. En este libro de lectura muy recomendable (El problema de la culpa, Paidós) el filósofo introdujo las nociones de las cuatro culpas: penal, moral, política y metafísica.

La culpa penal y la moral dan origen a responsabilidades individuales imputables directamente a quien, por acción u omisión, viola normas penales o morales. La culpa metafísica y la política, sin dejar de ser individuales, generan corresponsabilidades. Sobre la metafísica escribió: "Cada cual es responsable por todos los crímenes del mundo, especialmente por los que se cometen en su presencia o con su conocimiento. Cuando no hago lo que puedo hacer para evitarlo, soy cómplice". Sobre la culpa política afirmó que se da cuando el individuo renuncia a la autonomía individual, promoviendo o tolerando "una atmósfera de sometimiento colectivo" a la dictadura; y no se limita a los totalitarismos, como si en la democracia todo pudiera descargarse sobre el Gobierno por el mero hecho de haberlo votado, ya que es en ella dónde no caben excusas que maticen la exigente idea de Jaspers: "cada persona es corresponsable de cómo sea gobernada".

Como ciudadanos políticamente corresponsables de cómo somos gobernados y metafísicamente responsables de cuantos crímenes se cometan en nuestra presencia o con nuestro conocimiento, y de los que somos cómplices si no hacemos lo que podamos para evitarlos, debemos preguntarnos, en este décimo aniversario del asesinato de Alberto y Ascensión, actuante aún la fuerza que los asesinó, sobre nuestra posición personal ante el terrorismo y nuestra actitud hacia las víctimas; haciéndolo con esa "completa franqueza y honradez" en las que, según Jaspers, "reside no sólo nuestra dignidad, sino también nuestra oportunidad". ¿Lo haremos, obligando a los partidos a planteárselas también y castigándolos en las urnas si no lo hacen? ¿O volveremos a mirar para otro lado en nombre de la paz, a dividirnos y a vivir la vergüenza que estos cuatro últimos años nos ha manchado a todos? No abrigo muchas esperanzas. Culpa y responsabilidad no son hoy palabras de moda. Y estamos en vísperas de elecciones.

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