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Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Un funeral con muchísimo Betis

Revoloteaba sobre la vertical de la Catedral la pregunta de si es posible la regeneración del club verdiblanco

ESTABAN casi todos los del 77 con Esnaola y Cardeñosa a la cabeza, acudían a la cita mitos vivientes como Quino o Gordillo y apenas podía con la emoción un amigo del alma y, seguro que sí, mejor futbolista bético desde que el mundo es mundo. A Luis del Sol se le amontonaban las emociones recordando a su amigo Eusebio, El Grande para todos los de su época, incluido ese Quico Grau por el que el tiempo no parece haber pasado. Íbamos al funeral por Eusebio Ríos y entre los bancos del Sagrario se daba cita mucho Betis, una barbaridad de ese Betis auténtico que tan poco tiene que ver con el que ahora hace sufrir a los béticos de verdad.

Estaba también ese Betis de hogaño dignamente representado por su presidente y viéndolo, todos nos preguntábamos tácitamente, sin necesidad de hablarnos, ¿qué culpa tendrá él, Pepe León, con la que está cayendo sobre la vertical del todavía Real Betis Balompié? El hombre hasta se sentía a gusto entre tantos que son como él era antes de caer en lo que ha caído. Y estaba Pedro Buenaventura, convaleciente de una de esas cornadas en que lo más fácil es que te lleven por delante, con la emoción aflorándole por todos los poros de su cuerpo y amparado en la fidelidad de su Carmelita del alma, y todos nos preguntábamos cosas que no tienen respuesta.

Nos preguntábamos sin preguntarnos que por qué las cosas no pueden volver a ser como eran. Y se hacía en el funeral de un verdadero icono del bético, de Eusebio Ríos, El Grande, un vasco que se hizo bético el día en que se la puso para que hubiese un debut simultáneo, el suyo y el estadio del vecino. Y en las puertas del Sagrario, el tranvía aminoraba la marcha para no acabar con parte de lo que resta de un club señero que no vive, precisamente, su mejor época. Veía uno la emoción de Del Sol, la elegancia de Quino, el señorío de García Soriano, la bonhomía de Carmet, Cristo o Demetrio y seguía la pregunta, pero ¿es que estamos ante un Betis sin retorno?

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