Supongo que ya están al tanto de la rechifla provocada por el tuit con el que la Biblioteca Nacional recordó el aniversario de la muerte de Muñoz Seca: "Tal día como hoy en el año 1936 murió Pedro Muñoz Seca, un prolífico escritor y autor de teatro español". Que Muñoz Seca murió ese día es absolutamente cierto, incontestable. Pero resulta que fue fusilado en Paracuellos por haber cometido los horrendos crímenes de ser católico y monárquico, agravados por su manía de criticar al Gobierno en sus muy populares comedias. Y en España somos muy sensibles con esto de obviar la causa de la muerte de los escritores cuando son fusilados. Hace dos años la editorial Anaya tuvo que retirar un manual de literatura y destruir los ejemplares porque en él se decía que Lorca "murió cerca de su pueblo", lo que desde la dirección general de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía se calificó de "eufemismo antidemocrático e insoportable" que "traiciona la verdad histórica". Parece que somos muy sensibles, sí, pero según quien te fusile.

Cuatro horas después la Biblioteca Nacional aclaró: "Efectivamente la muerte de Pedro Muñoz Seca se debió a un fusilamiento ocurrido el 28 de noviembre de 1936 en Paracuellos del Jarama". Vaya por Dios. Resulta que Muñoz Seca no fue fusilado, sino que ese día "ocurrió" un fusilamiento; como si detener a alguien en Barcelona, trasladarlo a Madrid, encarcelarlo y sacarlo de la cárcel para fusilarlo fuera una catástrofe natural. Iba Muñoz Seca tan tranquilo paseando por Paracuellos el mismo día y a la misma hora -¡vaya mala suerte!- que allí "ocurría" un fusilamiento. Como ha escrito Girauta: "Se levantó ventisca, se agitaron las ramas, cayó un meteorito y ocurrió un fusilamiento. Uuuuh, frufrú, zas, pimpampum".

Escribía hace poco sobre la incomodidad que me produce que siga habiendo muertos de primera y de tercera por razones sociales, ideológicas o culturales. Parece que hay quien piensa que Lorca es un muerto de primera porque fue fusilado por los fascistas y Muñoz Seca de tercera porque lo fue por comunistas y anarquistas. Diferencia agravada por la inmensa talla literaria del poeta frente al modesto carácter de comediógrafo popular de Muñoz Seca. Como si el mérito literario añadiera o quitara relevancia trágica al asesinato. Si lo primero representa la esencia del totalitarismo, lo segundo es una variante intelectual del más repugnante clasismo.