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Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

El fútbol sin público se queda en casi nada

A ver quién adivinará cuánto tiempo durará el Betis-Madrid como último partido normal

Nuevamente el fútbol como pionero en el papel de cortafuegos y en este tiempo de tribulaciones por el virus que nos vino de ni se sabe dónde no podía ser de otra forma. Todo sea por la prevención y que el mal no vaya a mayores, pero choca un poco que la sucesión de medidas para que los aficionados no se mezclen llegue un minuto después de que el multitudinario feminismo se mezclase sin reparos por las calles de la vieja Iberia.

Muerto el perro se acaba la rabia, pero casualmente ha sido el fútbol el que ha sufrido las primeras restricciones. Unas restricciones tan tajantes que incluso impiden que el periodismo haga su trabajo, por lo que la cosa debe ser más grave de lo que dicen los expertos. Ya anoche tuvimos el primer numerito con Mestalla sin público para una imagen de infinita tristeza. Y es que el fútbol a puerta cerrada es como un jardín de flores marchitas que se queda en poca cosa.

Al paso que va el asunto no sé durante cuánto tiempo va a figurar el Betis-Madrid como el último partido que se vio en su estado natural, con público en las gradas. Tras lo de anoche en Valencia, para mañana se anuncia en Dato otro simulacro similar. El Sevilla-Roma se aguardaba con tremenda ilusión desde que hace un par de semanas salieron emparejados del bombo de Nyon. Un partido atractivo y hasta con el morbo de lo que significa Monchi en ambos clubes, Pau López aparte.

Quien manda manda y cartuchos al cañón, por lo que no cabe otra que esperar a tiempos mejores o, simplemente, a tiempos normales. Porque es que no será éste el último sofocón que nos llevaremos. La salud es lo que importa y aunque la mortandad de este mal es insignificante, el alarmismo es tan desmesurado que todo lo que se haga se considerará poco, pero a ver quién consuela al aficionado. Y cuidado, que el rosario de frustraciones no ha hecho más que empezar.

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