JAMÁS le di pábulo a apaños y mucho menos a que un equipo saliese al campo a dejarse ganar. No sé, pero me parece que no hay un solo futbolista del mundo que quiera perder un partido y hasta cuando se han demostrado actuaciones espurias me han costado trabajo admitirlas. Debe ser que peco de bienintencionado y de ahí que no pueda creer que el Atlético de Madrid vaya a salir a perder a las más calurosas que taurinas cinco en todos los relojes de la tarde. Sin embargo, en esta ocasión se dan unas circunstancias tan propicias a pensar mal que bien debiera el Sevilla no bajar la guardia y salir a comerse al Atleti desde la primera campana.

Se puede caer en distracciones ante el tobogán de razones que se dan como para que esta tarde desconfíe el aficionado colchonero de su equipo. Están, y da igual el orden, el tiempo de resaca por lo de Liverpool que posiblemente no haya concluido, la proximidad de los dos compromisos más importantes para el Atlético en los últimos quinquenios más el aparcamiento que han hecho de la Liga y que se demuestra un domingo sí y otro también. Y falta el más importante y el que más da que pensar, el de la conveniencia de que el Sevilla se meta en Zona Champions, con lo que el Atleti se aseguraría Europa League pase lo que pase en las dos finales.

Indudablemente, un triunfo esta tarde sobre el Atleti facilitaría la posibilidad de vivaqueo en Zona Champions, pero por mucho que el equipo del Calderón pueda beneficiarse en un futuro inmediato de una derrota en este 2 de mayo, no hay por qué dudar del triunfo del Sevilla y que ese triunfo llegue por vías de limpieza. Aun sin Kanoute, el Sevilla parte de favorito como deberá partir de favorito el próximo día 19, sobre todo si no juegan los internacionales de ambos equipos. Nunca creí en componendas extrarreglamentarias y tampoco voy a creer respecto a lo que esta tarde vaya a ocurrir aunque un triunfo del Sevilla le venga muy bien a ambos.