TELA del telón cómo se las ha gastado el sorteo de la Liga y parece como si hubiesen accedido en Madrid a las ganas de derbi que había por aquí. Para empezar, si no quieres caldo, derbi y en plena canícula, que a ver los cabezas de huevo que manejan nuestro fútbol qué horario imponen. Lo normal es que sea de noche, pero tiene el Betis-Sevilla con que se inicia la Liga una competencia no ya desleal, pero sí muy fuerte. Aquí, y por mucho que clame Del Nido en el desierto, en los horarios buenos tienen prioridad los dos de siempre y no olvidemos que el Barça juega en Málaga y que el Madrid recibe a uno que cuenta mucho, Athletic Club.
Me temo un derbi en horario diurno y eso sería un torpedo en la línea de flotación del fútbol según Sevilla en general y del anfitrión en particular. Queda mucho para ese tercer domingo de agosto, más de un mes, pero me pongo en lo peor y no quiero ni imaginarme un partido en Sevilla a cuarenta grados a la sombra. Inhumano para el futbolista y peor aún para el espectador; al menos, el primero cobra por hacer lo que le gusta mientras que el espectador paga por ver el espectáculo que le apasiona, pero en unas condiciones soportables. Osasuna-Valencia, Málaga-Barça, Madrid-Athletic, Real Sociedad-Atlético... demasiadas cuerdas para que el derbi suene a modo.
Dicen, y es verdad, que el calendario está dirigido para que, sobre todo, los Madrid-Barça se jueguen en fechas a propósito. Y ni siquiera eso ha salido bien, pues la cita del Bernabéu coge al Barça en pleno Mundialito y ya intoxica la hagiografía madridista con que no se contempla el aplazamiento. Otra particularidad es que el Betis acaba la Liga en el Camp Nou y que el domingo de Feria juega el Sevilla en el Bernabéu y visita Heliópolis el Atlético. Claro que en el plano doméstico todo queda ensombrecido por esas prisas en que haya derbi y en el temor de que los que manejan la barca programen el partido a una hora que de siempre estuvo prohibida en Sevilla.
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