FERIA Toros en Sevilla hoy | Manuel Jesús 'El Cid', Daniel Luque y Emilio de Justo en la Maestranza

El general De la Rovere

No hace falta añadir los nombres de los secesionistas catalanes que se muestran tan teatrales como De la Rovere

Hay películas, o libros, que impresionaron en su momento, y quedaron ahí, durmientes, esperando que algún acontecimiento les prestase nueva atención. En estos días vampirizados por la cuestión catalana, merecen recordarse algunos episodios de la película de Roberto Rossellini, El general De la Rovere, estrenada en 1959 e interpretada de manera bastante acertada por Vittorio de Sica. El guión del film procedía de una experiencia vivida por el periodista Indro Montanelli. De manera inversa a lo habitual, el éxito de la película llevó a Montanelli a reelaborar sus recuerdos y convertirlos en un libro, traducido con el mismo título y editado por Confluencias (una pequeña pero bien orientada editorial malagueña). Montanelli estuvo encarcelado por su participación en la Resistencia en 1944 y allí conoció al personaje cuya aventura y transformación relata. Era la perfecta reencarnación del pícaro, dotadísimo para fingir y con empaque y retórica para engañar y estafar a cualquiera. La mayoría de sus víctimas eran familiares de detenidos por la Policía alemana. Les prometía que, previo el pago convenido, él intercedería ante las autoridades para solventar sus angustiosas situaciones. Denunciado y descubierto, los alemanes lo enfrentaron con los estafados. Y en ese momento se produce un primer episodio de escalofriante cinismo: el personaje confiesa que les ha engañado, sí, que había sido un falsario y un embaucador, pero con sus buenas palabras y estratagemas les había proporcionado, durante un cierto tiempo, confianza, esperanzas e ilusiones. Les había aplazado el momento de confrontarlos con la dura realidad.

Los alemanes sorprendidos de la capacidad teatral del personaje, le ofrecen conmutarle la condena si acepta encarnar en la cárcel el papel del general De la Rovere, un jefe de la Resistencia cuya muerte, a manos de los alemanes, todavía se desconoce. Y nuestro personaje desempeña su papel de modo admirable. Todos los resistentes de la prisión le reverencian y creen ver en él encarnados el heroísmo y el valor. El farsante, envalentonado por sus dotes histriónicas, al verse adulado así, y aplaudido desde las celdas, se cree, cada vez más, que él es, en realidad, la persona suplantada. Y este convencimiento le empuja a dejarse matar antes que confesar el simulacro. Como epílogo, no hace falta añadir los nombres de los secesionista catalanes que se muestran tan teatrales como el falso general De la Rovere. Pero al verles representar su papel, debe reconocerse que Vittorio de Sica era mejor actor.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios