La ventana

Luis Carlos Peris

La gente va a la Feria cuando le place

PARECE extraño, como mínimo extraño, que desde un Ayuntamiento tan tolerante como el que disfrutamos se quiera dirigir al ciudadano en relación a sus usos y a sus costumbres. Mi entrañable Rosamar pretende que la ciudadanía se encorsete a su antojo, al de Rosamar, y en vez de utilizar su tiempo como desee lo haga según la delegada de Fiestas Mayores. ¿Cómo se puede poner vallas al campo de las costumbres feriales? Habría que convenir que el pueblo es soberano y que si ha de divertirse lo hace cuando quiere y no cuando le mandan. Los sevillanos han ido tendiendo a eludir la coincidencia en el real con los visitantes desconocidos y qué le vamos a hacer. Son así y la verdad, amiga mía, es que cuando la Feria más se parece a lo que fue es en los días señalaítos del arranque. Ahí recobra algo de lo que le dio renombre universal, cuando menos se parece a una desangelada Feria cualquiera.

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