La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Otra gran cita en la Plaza de España

Se anima el uso del monumento por excelencia de 1929, ahora con una cena de gala con concierto

La Plaza de España

La Plaza de España / M. G. (Sevilla)

La Plaza de España está de moda como sede preferida para actos de gran concentración de públicos, esos que al personal le gusta referirse como “eventos”. Un evento era la concesión de la Gran Cruz Laureada de San Fernando al teniente general Gonzalo Queipo de Llano en 1944, como lo fue el cincuentenario de la coronación canónica de la Macarena de 2014, el concierto de José Carreras y Sara Baras en 2012 con motivo del Icónica Fest, las atracciones para los aficionados de la final de la Europa League el mes pasado, el desfile de Dior de la pasada semana y el que se anuncia ya para mañana con ocasión de la cena de gala que organiza la Asociación Empresarial de Hostelería de Sevilla a beneficio de la Asociación Española contra el Cáncer. ¡Todo cabe en la Plaza de España!

Alguno recordará cuando algún grupo político se quejó por el exceso de tinglados que se montaban en la Plaza de San Francisco, un exceso de uso que le ocurre a otras grandes plazas de España como la Mayor de Madrid o la de Salamanca. Llega usted de turismo, se encuentra la plaza churrigueresca tomada por una carpa, con esos medallones donde ya no está Franco, y se le queda la misma cara que un político que se queda en la misma noche electoral sin cargo, coche oficial y tarjeta de crédito. Pues este 22 tenemos nueva acontecimiento en la Plaza de España con el atractivo de un concierto del grupo No me pises que llevo chanclas, aquel del “contrabando de sandías y de naranjas podrías” que oímos hasta en los mítines del PSOE, cuando los mítines incluían conciertos y eran la mar de atractivos. Ahora solo hay tíos dando la barrila, con camisas blancas para mostrar inocencia, sentados en un taburete para generar un ambiente informal y una serie de militantes dóciles que se sitúan de fondo y que siempre sonríen y asienten. Ay, aquellos mítines que perdimos, tan espontáneos, tan animados, que atraían a votantes de todas las tendencias. Mañana tenemos a los chanclas en la Plaza de España, animada otra vez con una gran cena.

La clave es que el uso de los monumentos sea respetuoso con los valores histórico-artísticos, no como ha ocurrido con los rodajes de algunas películas o series que han prostituido los edificios, sacándolos de contexto, adulterando su estética y no digamos ya cuando los guiones son directamente para chuflas. Hay que reconocer que una cena bien organizada en la Plaza de España debe ser una gozada, como en el Patio de la Montería del Real Alcázar. El monumento de Aníbal González sigue siendo uno de los grandes atractivos.

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