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La granada

Vivimos en un mundo dividido en dos bandos enfrentados a base de dogmas y reacciones sin base en la realidad

El miércoles pasado, alguien lanzó una granada contra un centro de menores inmigrantes en Madrid. Lo que sucedió ese día en las redes sociales -y en las informaciones periodísticas- fue muy interesante. A primera hora de la mañana, la granada era del Ejército y todas las miradas se dirigían hacia la extrema derecha de Vox. Pero al cabo de unas horas alguien empezó a hablar de un magrebí sospechoso. Luego la granada ya no era del Ejército, sino que era una GR-42 de fabricación rusa que se podía comprar por internet. Después se supo que la granada no tenía espoleta aunque sí una carga de TNT. Al día siguiente, la granada no era rusa, sino rumana. Por la tarde era polaca. Y al mismo tiempo que se sabían estas cosas, nada se sabía sobre el autor del ataque: quizá eran neonazis o miembros de una banda latina implicada en el tráfico de drogas, o tal vez fuera un antiguo ocupante del centro. En fin, que nadie sabía nada. Nada, repito.

Pero a pesar de ello, ya se estaban sucediendo los pronunciamientos categóricos sobre la autoría del ataque. Y como si fuera una verdad revelada que nadie podía discutir, se acusaba a Vox de estar detrás del ataque, y esa acusación la llegó a lanzar, sibilinamente, toda una portavoz del Gobierno socialista en funciones. Y cuando una emisora empezó a difundir el rumor de que el ataque era obra de un magrebí, la maquinaria propagandística del bando contrario empezó a acusar -con los mismos gritos histéricos- a los magrebíes de estar detrás del atentado. En ningún momento hubo el más mínimo respeto a la realidad de los hechos. Nadie esperó a saber qué había pasado. Y todo se redujo a una simple reacción por reflejo condicionado, como el perro de Pavlov babeando al ver la comida.

Este es el mundo en el que vivimos, un mundo en el que dos bandos antagónicos se enfrentan a base de dogmas ideológicos y reacciones impulsivas sin la más mínima base en la realidad empírica. El otro día encontré una entrevista con Leonard Cohen de 1992: "El paisaje mental por el que transita la gente hoy en día -decía Cohen- es un paisaje de actitudes extremistas, todas a la defensiva. Parece que ya nadie se siente a gusto en el centro. De hecho, ya no existe el centro". Eso decía Cohen hace casi treinta años. Y aquel mundo que parecía una simple distopía alucinatoria de un artista que se iba haciendo viejo es hoy nuestro mundo.

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