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el periscopio

Cayetano García De La Borbolla

La 'guagua'

Ramón y Cajal ya denunció en 1870 cuando fue destinado a Cuba que todos tenían un sobresueldo engañando al Estado español

CUENTA Ramón y Cajal en sus memorias un curioso episodio que le aconteció cuando fue designado como director de la enfermería de San Isidro, en el remoto Oriente de la Isla de Cuba. Recordemos que en la década de 1870 Ramón y Cajal, flamante médico militar, fue destinado al Caribe. Resultaba que era práctica habitual al llegar a las Antillas que el militar se buscara lo que en el argot se llamaba una guagua: un sobresueldo, que se obtenía defraudando a la administración. En Cuba todos, desde el soldado raso hasta el general estafaban al Estado, y todos lo consideraban normal y justificable. Ni que decir tiene que en cuanto tuvo conocimiento de ello, nuestro premio Nobel intentó denunciarlo y terminar con esa práctica, sin que obtuviera ningún resultado, más allá de enemistarse con los jefes militares.

Años después de los sucesos cubanos, Ramón y Cajal escribía las siguientes palabras: "¡Cuán desconsolador para un corazón de patriota es, después de cuarenta y nueve años, reconocer que todavía buena parte de nuestros militares, empleados y hasta próceres políticos siguen entregados al saqueo del Estado! Y es que para muchos españoles el Estado es pura entelequia, vacuo ente de razón. Estafarle equivale a no estafar a nadie. ¡Singular paradoja, creer que no se roba a nadie cuando se roba a todos!".

Resulta profundamente inquietante y descorazonador comprobar lo poco que ha cambiado nuestro país en los últimos cien años (por no decir quinientos). Este país, europeo, moderno y desarrollado, en el fondo sigue albergando las mismas prácticas garbanzeras del siglo XIX. Incluso podría decirse que al haber aumentado el Estado, y en consecuencia el presupuesto que se maneja, la distracción económica es mayor: los ERE, los sobres de Bárcenas, la Gürtel, el pudridero de las gerencias de Urbanismo de nuestros Ayuntamientos a lo largo y ancho de toda la península e islas adyacentes… Mientras, desde los partidos mayoritarios se responde con el manido "y tú más". Decía el otro día Joaquín Leguina en una tertulia radiofónica que los políticos sólo dicen la verdad… ¡cuando hablan de los del otro partido! Creo, y como yo piensan la inmensa mayoría de los españoles, que por parte de los partidos mayoritarios no se está abordando este problema con la seriedad requerida. Realmente los españoles estamos haciendo un gran esfuerzo para no caer en la generalización de que todos los políticos son iguales, pero los hechos, tozudos, nos desalientan a golpe de resolución judicial -y ello a pesar de las controvertidas decisiones del Supremo-. Intenten salvar lo que queda del sistema, antes de que los arrastre la ola de la indignación.

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