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Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Las guerras de Juanma

Moreno va a desempeñar un papel de oposición al Gobierno central como el que desarrolló Chaves contra Aznar

Allá por donde va, Juanma Moreno pide agua. Sea en Bruselas, en Madrid o en cualquiera de sus muchos actos en Andalucía, la reivindicación de más dinero del Estado para obras hidráulicas se ha convertido en una constante que augura un nuevo frente de confrontación con el Gobierno de Pedro Sánchez, tras el abierto con la reforma fiscal que el presidente andaluz inició hace casi un mes en un Foro organizado por este periódico. Argumentos de peso no faltan para ninguno de los dos asuntos. En el del agua el escenario que se está creando con la falta de lluvias es más que preocupante y el cambio climático va a hacer que las sequías sean cada vez más frecuentes y prolongadas. Esta va a ser una de las cuestiones que más cale en la opinión pública en una región que tiene en el turismo y en la agricultura sus dos grandes semilleros de rentas y de empleo. En el frente fiscal hay una clara componente ideológica que marca el territorio en el que van a confrontar los dos grandes partidos en las próximas contiendas electorales. Contiendas, por cierto, que van a suponer la vuelta a un modelo más bipartidista que las que se han sucedido desde 2015.

Juanma Moreno ha dibujado por tanto el mapa de sus grandes pulsos con el Gobierno central. Son confrontaciones en las que los intereses primarios son andaluces, pero que dibujan una pugna nacional. Con su mayoría absoluta del pasado junio el presidente andaluz se ha convertido en el ariete de la oposición a Pedro Sánchez y en el dirigente regional en mejor posición para preparar el camino hacia la Moncloa a Alberto Núñez Feijóo. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que también podría hacerlo, juega otra liga que tiene que ver más con ambiciones y estrategias personales.

Las circunstancias han hecho que el papel que tiene que jugar Juanma Moreno en los próximos meses se parezca al que desempeñó Manuel Chaves cuando en la segunda mitad de los noventa y primeros 2000 desde Andalucía se hizo una política de oposición directa contra José María Aznar. Ahora, con las siglas cambiadas de posición, el esquema va a ser similar. Andalucía tiene fuerza para lanzar desafíos y mantenerlos en el tiempo. Los campos de batalla elegidos por el presidente andaluz, el agua y la fiscalidad, no son cuestiones menores y en ambos desde San Telmo se han presentado ya argumentos contundentes. En el primero, la política hidráulica, hay una clara situación de agravio que no tiene en cuenta los problemas estructurales de la región. En cuestión e impuestos el presidente andaluz ha tomado la iniciativa y ha puesto contra las cuerdas al Ministerio de Hacienda. Por ahora, va ganando.

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