Correspondiente al empeño existente en que las aguas de la Madrugada vuelvan a su cauce, los pensantes de la cosa han dado con una tecla que puede paliar los desavíos de los últimos años. Lo que ocurre es que en dos cofradías de las de negro no podrá cumplirse eso de que irás por el camino más corto y sin hablar con nadie. Tanto el Silencio como el Calvario podrán hacer la estación como siempre, sin hablar, pero como nunca en cuanto a su recorrido. La Madre y Maestra volverá dando un rodeo y el Calvario irá haciendo lo propio, pero lo más positivo de estas innovaciones es que se abren vías nuevas, escenarios inéditos y con eso creo que la Semana Santa sale ganando, sobre todo para los que se tienen archisobados los mismos lugares de siempre. De todas las soluciones propuestas, ésta parece de las más racionales; al menos, de momento. Ya veremos.