URGENTE Pedro Sánchez se retira de la vida pública hasta el 29 de abril para pensar si seguirá de presidente del Gobierno

La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Algo habrá hecho: culpa y ciudadanía

Percibo un desplazamiento de la responsabilidad y la culpa a la ciudadanía resucitando lo de "algo habrá hecho"

Sus guionistas le han ofrecido a Sánchez lo de la nueva normalidad que, se supone, habrá de satisfacer su pasión por la propaganda y su obsesión por pasar a la historia cabalgando sobre unas pocas frases. Más influencer que líder, más dialoguista que político, más imagen que sustancia, más de eslóganes que de ideas y buen conocedor del tiempo en que vive en la medida en que es producto de su insoportable levedad, no desconoce que la cosa está más para tuits y telerrealidad que para pensamiento complejo.

La nueva normalidad es su New Deal, su "sangre, sudor y lágrimas" o su "no te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por ti país". Su posado Roosevelt, Churchill o Kennedy (a quien llegó a imitar incluso físicamente en el avión presidencial). Empeñado en presentar la situación actual como una guerra -lo que facilita descalificar toda crítica u oposición como deslealtad o traición y facilita defender la censura para prevenir bulos y derrotismos- no ha dudado en recurrir al "espíritu de victoria" una y otra vez. El 21 de marzo tuiteó: "Nuestra sociedad está reaccionando con una impresionante responsabilidad, disciplina y moral de victoria". Más churchilliano aún en su rueda de prensa -por llamarlo de alguna forma- del 28 de marzo largó: "Todo lo que puedo ofrecer es sacrificio, resistencia y moral de victoria". En su aló presidente del pasado 4 de abril volvió a pedir a la ciudadanía "sacrificio, resistencia y moral de victoria para vencer al virus". Y lo mismo hizo en sus dos últimas intervenciones centradas en el estúpido -pero útil en este tiempo de necios conjurados- invento de la nueva normalidad. La normalidad según la RAE es lo habitual u ordinario y es de esperar que mascarillas y distancias sean circunstancias excepcionales que durarán hasta que se restablezca la verdadera y única normalidad.

Empieza la desescalada sin test masivos y sin bajar de más de 300 muertes diarias -325 ayer, con un repunte- que se suman al total oficialmente reconocido de 24.275. ¿Es esto -como ha dicho Ignacio Camacho- un ensayo con público, un método ensayo-error con la población como cobaya? Todos los colegios sanitarios han alertado del riesgo de desescalar sin test masivos. Y percibo un desplazamiento del grueso de la responsabilidad, y en su caso de la culpa, a la ciudadanía recordando aquello de "algo habrá hecho".

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