QUÉ mano a mano pedagógico en Sevilla. Congreso de las Juventudes Socialistas de Andalucía. Hablan a la cantera del partido la consejera de Educación, Mar Moreno, y su antecesor en ese cargo, Francisco Álvarez de la Chica, ahora portavoz de su partido en el Parlamento autonómico. Moreno asegura que la principal agresión a la igualdad y a la democracia son las reformas del ministro Wert. Y se gustó con esta frase: "Les molesta que el hijo con pedigrí se presente a unas oposiciones con el hijo de la limpiadora. Si el PP se sale con la suya, propiciarán una sociedad acrítica, más manejable y manipulable". Nadie se levantó para decirle: "Compañera Mar, muchos hijos de dirigentes socialistas somos contratados por la Administración, o se contrata a las empresas en las que nos instalamos, con bastante más facilidad que al hijo de la limpiadora aunque sea mejor que nosotros. Nuestras familias son ya también de pedigrí".

Ninguno de esos jóvenes socialistas que nacieron cuando su partido ya gobernaba Andalucía, salió a la palestra para comentarle a la consejera algo tal que así: "Muchas mujeres de 40 y 50 años que sobreviven como limpiadoras, son hijas de limpiadoras o chachas. Y viven en barrios donde son mayoría los jóvenes que fracasan en los estudios, son poquísimos los que llegan a formación de grado superior para romper ese círculo vicioso de limpiadoras, y son rara avis los que se preparan una oposición de nivel. La desigualdad de oportunidades es patente en la sociedad andaluza, que, tras 30 años de gestión socialista, continúa siendo igual de acrítica, manejada y manipulable".

Menos mal que Álvarez de la Chica apeló a "la importancia de una "conciencia crítica feroz". Me conformo con una conciencia crítica de veras y sin ferocidad. Críticos con todo poder, incluido el suyo, el del PSOE, el mayor en Andalucía. Si sólo se fijan en los demás, se adiestra una generación de feroces dirigentes, adiestrados para la confrontación y carentes de buena formación para construir el futuro.