Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

No hizo falta apelar al frasco de las sales

Con el Athletic Club de víctima y el Espanyol de invitado último, ya tiene Europa inquilinos

Arriado el telón liguero para los que aspiraban a cuatro plazas continentales, la tarde no dio para un consumo excesivo de tranquilizantes y puede decirse que sólo hubo un drama. Fue el de un Athletic Club sin fútbol y mucho empuje que acarició el premio sobre la última campana para sentir el aguijonazo doloroso de que pasó de un pelotazo al larguero de Vaclik al 2-0 que dejaba las cosas sentenciadas y sin posible apelación.

La tarde discurrió con la premisa de que los que no dependían de nadie más que de sí mismos iban haciendo los deberes encomendados. El Getafe le marcaba pronto al Villarreal, el Valencia hacía lo propio en Pucela y el Sevilla veía cómo iban pasando los minutos sin apuros hasta que al filo del descanso Ben Yedder, siempre Ben Yedder, aseguraba las cosas no fuese a ser que la sexta plaza se escapase por la gatera. O sea, que el del frasco de las sales no tenía trabajo.

Pero a partir del gol de Ben Yedder, ya Athletic Club vivía en el filo de la navaja del extrarradio barcelonés. En Cornellá podía fraguarse la tragedia para los vascos, de ahí que ya todo lo que se libraba en Nervión iba a discurrir en campo sevillista. Pero este Athletic sólo tiene fútbol en Beñat y tampoco anda el ex bético como antaño. Un fútbol de empujones ante el que el Sevilla, que llega exhausto al final pero de pie, hizo de infranqueable frontón sin apenas salida a zonas exógenas.

Y hubo gol en Cornellá y ya a los otrora leones no les quedaba otra que quemar las naves, todas las naves. El VAR puso justicia en un craso error arbitral y el Athletic hubo de doblegar esfuerzos, pero lo hacía como suele, buscando ganar la batalla aérea. Garitano puso muchos centímetros en escena, Íñigo Martínez le pegó un pelotazo al larguero y en la contra dijo Munir hasta aquí hemos llegado. Todo acabó como arrancó, pero con el Espanyol de sorprendente invitado.

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