EL hombre del año se dio a conocer este domingo. No, no se trata del dueño del Real Betis Balompié, equipo que ha terminado por consumar su descenso a Segunda División por culpa de la nefasta gestión realizada por el máximo accionista del club durante gran parte de los últimos 15 años. No, tampoco se trata del jeque que iba a poner en órbita europea y mundial a un club, el verdiblanco, que ayer comenzó a penar en el infierno. No, ni siquiera se trata de cualquier empresa que se vaya a hacer cargo del desaguisado en el que ha metido al club el empresario domiciliado en la calle Jabugo. De eso ya habrá tiempo para hablar, un año al menos, si no es que el dueño hace por fin el gran favor a los béticos de abandonar de verdad y de una buena vez la centenaria entidad.

El hombre del año, decíamos, es un sueco casi desconocido para nosotros. Se llama Robin Soderling, tiene 24 años y reside en la localidad de Tibro. Es tenista, diestro, y ocupa actualmente el puesto número 25 en el ranking mundial. Datos biográficos nada espectaculares, salvo porque se ha colado en la historia al ser el primer hombre que derrota a Rafael Nadal en las pistas de Roland Garros.

Cinco años le ha durado el reinado al jovencísimo zurdo mallorquín que apareció tímido allá por el mes de mayo de 2005 en la tierra parisina. Ganó un partido, ganó dos y se pasó así un lustro. En el viaje igualó records míticos como el de Bjorn Borg y superó otros como el de Christ Evert, conquistó la hierba de Wimbledon, apagó el infierno australiano, ascendió al número uno mundial y destronó al mejor tenista de todos los tiempos, el suizo Roger Federer. Ayer, el 31 de mayo de 2009, Rafael Nadal Parera perdió por primera vez un partido en Roland Garros. Y lo hizo ante Robin Soderling, el hombre del año.