crónica personal

Pilar Cernuda

Un hombre grande

SABÍAMOS que Steve Jobs era una personalidad indiscutible del mundo de la tecnología, que desde Apple cambió la forma de comunicarse, la manera de informarse, cambió el mundo. Sabíamos que Jobs era un genio, un trabajador incansable, un hombre con una extraordinaria visión de futuro, un hombre de imaginación exagerada y sin límites que no aceptaba un no por respuesta, buscaba las fórmulas más disparatadas para lograr sus objetivos, lo que indicaba que no era un disparate lo que había soñado, pensado, previsto.

Sabíamos lo más importante de su biografía, que su madre biológica lo dio en adopción sólo cuando encontró padres adoptivos que le aseguraron que enviarían a su hijo a la universidad. Y fue a la universidad porque sus padres hicieron un esfuerzo económico inconmensurable para cumplir su palabra; pero la genialidad de Jobs no se desarrolló en las aulas, sino en el garaje de su casa, donde con un compañero, amigo y socio trató de que el mundo de los ordenadores tuviera aplicaciones más amplias que las que hasta entonces se conocían: la escritura y corrección de textos. Y nació Apple y todo lo que vino después. Le echaron de la empresa que había fundado cuando Apple era ya un gigante, y a pesar de ser gigante se vino abajo en cuanto Steve Jobs dejó de trabajar en aquella casa. Le pidieron que regresara cuando estaban bajo mínimos, y levantó todo un imperio, con los iphones, los ipod, ipad y todo lo que su cabeza imaginaba.

Todo eso se sabía pero ahora, a la hora de su muerte, cuando llegan los detalles de su trayectoria más vital, más humana, aparece un Steve Jobs que además de un genio de la tecnología y la comunicación era alguien de una personalidad fuera de serie, un hombre grande en el sentido más amplio de la palabra.

Luchaba contra un extraño y grave cáncer desde hacía más de siete años y lo hizo sin venirse anímicamente abajo, dando ejemplo de coraje, de fortaleza, de ánimo. Su familia era extraordinaria, decía, en su mujer y sus hijos encontraba el impulso que necesitaba. Seguro que era extraordinaria, pero él también. No hay que olvidar que algunos de sus éxitos más logrados pertenecen precisamente a esta época última, su faceta tecnológica la desarrollaba al mismo tiempo que su cuerpo recibía duros tratamientos para detener el avance de la enfermedad. Ocupó su despacho hasta el mes de agosto y sólo este pasado miércoles Apple anunciaba el nombre de su sustituto.

En la red circula el vídeo de Steve Jobs dando una conferencia en la universidad de Stanford hace ya un tiempo, pero cuando ya se sabía gravemente enfermo. Habla de la vida, la muerte, la juventud, la amistad, el trabajo, la educación. No dejen de buscarlo. Además de artilugios importantes, Jobs nos ha dejado un mensaje excepcional.

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