Ya huele a Feria

EDITOR DE LA 'REVISTA MERCURIO'

De ponernos estupendos, uno diría que todo o casi todo consiste en esperar, en acogernos al abrigo vivencial de la espera. El tiempo regalado, gloriosa miniatura escrita por Andrea Köhler, nos enseña a valorar esta otra forma de la dicha: la espera. Decía Alejandro Dumas que la sabiduría humana podía resumirse en sólo dos palabras: esperar y confiar.

Cuando la edad nos pone la mano en el hombro, uno empieza a notar que el tiempo, con su menudeo días llevaderos o inanes, va cobrando la forma de un viejo archivo sin digitalizar; pero no de días pasados, sino de días en ciernes. A tenor del calendario, el tiempo lo convertimos en pequeños depósitos de la espera, así se van anunciando fechas y actos que están por venir. No hay día en el que no leamos algo noticioso que no nos remita a una fecha señalada. De ahí la espera como actitud y, si es posible, como estado de gracia.

Hace ya varios días que se presentó la portada de la Feria de Abril de 2023, inspirada en el regionalismo de la Plaza de España y del viejo Teatro Coliseo. Lo único que nos ha inspirado es un hálito de terror barroco. ¿Ya huele a Feria? La final de la Copa del Rey de fútbol de 2023, que se disputará otra vez en La Cartuja, se ha atrasado para no coincidir precisamente con el sábado de Feria.

En el mundo de ayer, según el viejo almanaque de intramuros, solíamos fijar lo venidero según las fechas canónicas de la Semana Santa y la Feria. Pero ahora mucho de lo noticioso nos hace ver que la vida se ha convertido en una tablet de acontecimientos. La espera se convierte en otro nombre de la rutina, aunque el librito de Köhler la redime y nos hace apreciarla de otra forma.

En septiembre Sevilla acogerá a 5.000 farmacéuticos del Congreso Mundial de Farmacia. Los premios Goya volverán a la ciudad en febrero de 2023. Este otoño se fallará el innecesario Premio de Novela Almudena Grandes creado por el Ayuntamiento. Los innúmeros conciertos (los que van del de Rosalía -ahora en julio- al del embalsamado Miguel Ríos en diciembre), siempre nos echan por encima el paso del tiempo y convierten la espiritualidad de la espera en un ticket con código QR. La Noche en Blanco, por seguir con la pereza cultural, nos emplaza al 7 de octubre, aunque tenemos la sensación de que igual ha pasado ya, porque no distinguimos las noches en blanco de los días en blanco.

En la tienda Sevilla Record de Amor de Dios venden una camiseta con un divertido lema disuasorio: "Por favor, no me cuente su vida". Es justo lo que hemos hecho aquí con el trampantojo del tiempo y la espera. Sean piadosos.

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